Para mi sorpresa, descubrí el otro día que no hay nadie de mis amistades que haya visto «Bésame, Licia», aunque alguno recordaba la impactante imagen de ese chico rubio con tupé rojo. En serio que no podía creérmelo. Ni siquiera tiene críticas, apenas votaciones, un aprobado raspado en la página. Esto hay que remediarlo.

Vale, sí, no es la maravilla de los animes, pero teniendo en cuenta que es un género plenamente romántico y melodramático, con una tendencia innegable al culebrón clásico, «Ai Shite Knight» es un muy buen ejemplo de serie que hará las delicias de todas las niñas del mundo. Y también de los mayores sin prejuicios, eso está claro. Una buena animación de la productora Toei, una de las fuertes, y un guión que se extiende, a veces con giros repetitivos que desquician al más pintado, a lo largo de cuarenta y dos capítulos combinando lágrimas, humor, amores apasionados y música pop/rock en una banda sonora estupenda que incluye temazos originales como «Lonely Boy» o «Fire».

De paso, se nos muestra la cultura japonesa más arraigada, con sus dioses, leyendas, festivales y un padre, el señor Marabio, que insiste en seguir la senda del samurái y quiere que su hija tenga mucho cuidado con «los jovenzuelos». Valores tradicionales donde el primer beso significa toda una declaración de amor y se espera con emoción y su dosis necesaria de tensión sexual. Inolvidable, además, el diseño de personajes. El pequeño Jorge es tan tierno que dan ganas de adoptarle nada más conocerle, en parte gracias al increíble doblaje de Sara Vivas; el gato Miko es el héroe de la historia; Licia es encantadora, y madura a lo largo de la serie desde la platónica adolescencia a la responsabilidad adulta de los verdaderos sentimientos; y Sergio..., bueno, Sergio fue uno de mis primerísimos amores infantiles. Imposible no caer rendida ante ese aire de chico duro con un corazón de oro, tan formal, tan paciente, tan padrazo con el niño...

En fin, que, de ser Licia, yo lo tendría claro: bésame ya, Sergio.