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Spain Spain · Honor al Sabadell!
Grandine rating:
8
Drama Vinz (Vincent Cassel), who is Jewish, Hubert (Hubert Kounde), who is Black, and Said (Said Taghmaoui), who is Arabic, are young men from the lower rungs of the French economic ladder; they have no jobs, few prospects, and no productive way to spend their time. They hang out and wander the streets as a way of filling their days and are sometimes caught up in frequent skirmishes between the police and other disaffected youth. One day, a ... [+]
Language of the review:
  • es
April 30, 2008
132 of 146 users found this review helpful
Los miedos y dudas de unos jóvenes se muestran como espejo a la inseguridad de estos, que se ve rebasada por una realidad que les supera.
El desequilibrio del que hace gala Vinz no es más que una consecuencia del ambiente que le ha rodeado desde su más tierna infancia, del aire viciado que se respira en su barrio, y de la condición que le han ido imprimiendo las experiencias año tras año. Porque sí, puede que parezca un fantoche, puede que parezca un fanfarrón, puede que parezca un gallito sin remisión alguna, pero simple y llanamente es una persona que no ha aprendido a vivir en un clima tan crudo como el que le rodea, y se defiende del mejor modo que puede: Queriendo hacer uso de una violencia que ni él mismo está seguro de si podrá llegar a emplear en el momento más inesperado y complicado (cosa que se puede deducir también por la impertérrita mirada de Cassel ante el tiroteo en la puerta de la discoteca).

En un instante de "El odio", Saïd se para a pintar con un spray un cartel que reza "El mundo es vuestro", haciendo un pequeño cambio y sustituyendo la palabra vuestro por nuestro, y precisamente ese momento es una de las claves para entender que Kassovitz nos está advirtiendo que verdaderamente ese mundo no es suyo, ni de nadie, que no saben ni en que mundo viven ni como defenderse en él, por eso reaccionan de modo impulsivo y déspota en ocasiones, y por ello los enfrentamientos en el grupo son lógicos, puesto que el único que parece comprender cual es su situación y el poco beneficio que le reporta es Hubert, cosa que Vinz nunca llega a acatar, porque cree que una verdad prefabricada por él mismo está de su lado para salir a flote en ese lugar repleto de desolación y tristeza.

Los emplazamientos, la imprescindible fotografía en blanco y negro, la banda sonora adecuada a lo que se nos muestra, el brillantísimo Cassel y un no menos enorme Hubert Koundé completan un círculo donde la importancia no la tienen las idas y venidas de nuestros tres protagonistas, ni saber donde terminará la absurda idea de Vinz, sino de donde provienen esa violencia, esas personalidades contra un sistema que ni siquiera saben porque combaten o esa vehemencia casi inconcebible que ocupa la pantalla en algunos instantes. Porque es ahí donde está lo crudo, lo real y jodidamente crudo.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details. View all
Grandine
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