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el chulucu rating:
6
6.1
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Comedy. Drama. War
Dr. Josiah Newman runs the psychiatric unit of a U.S. Military Hospital during WWII. Short of help, Newman coerces newly arrived neurotic orderly Jackson Leibowitz to work in his ward. Leibowitz's scheming & humor quickly turns life inside the ward upside down. Newman, while amused, tries to maintain a semblance of order. Newman's other recruit to the ward is nurse Lt. Francie Corum. Corum is at first shocked by what she sees in the ... [+]
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- es
December 5, 2011
14 of 16 users found this review helpful
El capitán Newman dirige el centro psiquiátrico de un enorme complejo militar hospitalario. Los altos mandos, aún sabiendo que es un gran profesional, le ponen trabas continuamente a su trabajo.
Sin duda una película muy interesante y muy entretenida pero también muy irregular en muchos aspectos. Miller ha sido valiente, ha querido ahondar en el complicado y difícil mundo de la psiquiatría y ha salido airoso a medias. A medias porque ha sabido reflejar en toda su crudeza el caso de algunos pacientes pero, a la media vuelta -digámoslo así- nos ha hecho soltar la carcajada. Si nos hubiera provocado una media sonrisa nos habría aliviado, pero el personaje de Tony Curtis nos hace reir a mandíbula batiente. Por lo tanto, el desequilibrio drama-comedia se impone a la profundidad y seriedad del tema tratado. Porque, -y aquí hay que quitarse el sombrero ante Gregory Peck (como casi siempre)- el capitán Newman conoce la gravedad del asunto; se rebela contra los altos mandos, se deshace por dentro, llora sin llorar y, sobre todo, como hombre inteligente que es, usa el sentido del humor para que todo sea más llevadero.
Dos miradas de Peck-Newman resumen el sentir del personaje y el que refleja la propia historia. Tras la tremenda sesión de "zumo de metralla" a uno de los pacientes, Newman abre las láminas de una cortina veneciana y mira al exterior, la cámara sólo filma sus ojos, el dolor que hay en ellos. Meses más tarde, en el aeródromo, el mismo paciente ya curado embarca de nuevo hacia la guerra. La cámara recoge el rostro de Newman despidiéndose. La mirada vuelve a ser triste. Todos sabemos por qué.
Sin duda una película muy interesante y muy entretenida pero también muy irregular en muchos aspectos. Miller ha sido valiente, ha querido ahondar en el complicado y difícil mundo de la psiquiatría y ha salido airoso a medias. A medias porque ha sabido reflejar en toda su crudeza el caso de algunos pacientes pero, a la media vuelta -digámoslo así- nos ha hecho soltar la carcajada. Si nos hubiera provocado una media sonrisa nos habría aliviado, pero el personaje de Tony Curtis nos hace reir a mandíbula batiente. Por lo tanto, el desequilibrio drama-comedia se impone a la profundidad y seriedad del tema tratado. Porque, -y aquí hay que quitarse el sombrero ante Gregory Peck (como casi siempre)- el capitán Newman conoce la gravedad del asunto; se rebela contra los altos mandos, se deshace por dentro, llora sin llorar y, sobre todo, como hombre inteligente que es, usa el sentido del humor para que todo sea más llevadero.
Dos miradas de Peck-Newman resumen el sentir del personaje y el que refleja la propia historia. Tras la tremenda sesión de "zumo de metralla" a uno de los pacientes, Newman abre las láminas de una cortina veneciana y mira al exterior, la cámara sólo filma sus ojos, el dolor que hay en ellos. Meses más tarde, en el aeródromo, el mismo paciente ya curado embarca de nuevo hacia la guerra. La cámara recoge el rostro de Newman despidiéndose. La mirada vuelve a ser triste. Todos sabemos por qué.