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Jules Lemoire rating:
8
Drama Competitive ice skater, Tonya Harding, rises among the ranks at the U.S. Figure Skating Championships, but her future in the sport is thrown into doubt, when her boyfriend intervenes.
Language of the review:
  • es
December 29, 2017
9 of 12 users found this review helpful
Vengo de disfrutar un montón con una película sobre un deporte que no me interesa especialmente. El patinaje artístico siempre me pareció algo hortera y afectado, aun que es cierto que las piruetas y la velocidad en esa especia de pecera que es la pista molan. Con este único bagaje, mi relación con el patinaje sobre hielo se limitaba a este recuerdo de más de 20 años atrás, recuerdo que había quedado amontonado entre otros recuerdos intrascendentes. Todo esto lo cuento para señalar el logro de la película, pues va más allá de una historia en plan Estrenos TV y despliega un retrato social que trasciende el mero relato deportivo, y que cuestiona, en esencia, esa manida idea tan americana -y hoy en día universalmente promovida y aceptada- del "querer es poder". Pues no. Querer no siempre es poder. Especialmente en un mundo competitivo y desigual como el de la alta competición (que al fin y al cabo, funciona como una metáfora del progreso social). Es cierto que quizá Tonya hubiera preferido más amor de su áspera madre (espléndida actriz) antes que tantas horas de patinaje, pero al fin y al cabo, su limitado mundo de chica de suburbio solo se ilumina un poquito en el hielo de la pista. Y a pesar de que sobre las cuchillas es todo carácter, técnica y fuerza, su única voluntad no le va a servir para triunfar. Sus habilidades son pocas, sus recursos escasos, sus compañías, peor amuebladas que ella,.... Una víctima más del capitalismo sangriento estadounidense. Y es así como pasará de ser una celebridad a una pieza sobrante. cuya vida languidece en los márgenes del sistema.
No se puede negar que la película tiene un ligero bache de ritmo en el segundo acto, pero tiene un muy buen ver gracias a las interpretaciones y a lo esperpéntico de muchas de sus situaciones. Margot Robbie está espectacular en su papel, fuerza y debilidad al mismo tiempo en unos arrebatos de desquicio profundo. (Iimpagable cuando nos acercamos a la actuación final en los JJOO). La galería de secundarios también es digna de estudio, especialmente su marido y el patán que lo acompaña, tremendos ejemplos de miseria moral y limitaciones cognitivas.
El tópico pero necesario epílogo nos muestra una vez más que los tan cacareados "valores" del deporte tan sólo son, en muchas ocasiones, otra cantinela más para vender un producto que, al desenvolverlo, resulta ser bastante menos beneficioso de lo que reza su propaganda.
Jules Lemoire
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