Sin lugar a dudas, esta obra del auténtico Polanski es el mejor homenaje a las míticas leyendas de vampiros.

Ya desde los créditos iniciales y ese magnífico fondo de luna llena, Polanski nos adentra en un cuento, en una leyenda enternecedora ubicada en la remota Transilvania. Pues bien, este relado tan cuidado y perfeccionista se da inicio con el joven Roman Polanski y el profesor viejo alocado Jack MacGowran, ambos arrastrados a trineo entre la fría y gélida nieve. Desde ese preciso instante tu mente se evade y se introduce como si tu fueses un personaje disparatado más, y comienzas a formar parte de está escalofriante, fantasiosa y admirable aventura.

Desde el segundo uno, hasta el segundo que el film finaliza, la dirección artística es de quitarse el sombrero y aplaudir hasta que se te desgasten las manos. Por este y otros innumerables motivos hacen de esta joya llena de imperfecciones una piedra preciosa.

Sus gags cómicos, sus personajes, su vesturario y su guión, hacen de este film el mejor del director.