En primer plano, el "judío marica" y fiscal general; el socialista ya muy tocado pero todavía en pie, en la pelea. Su escudero será un joven que seguirá sus pasos, tanto ideológicos como sexuales.
Lo dicho, valiosa reflexión sobre cómo los mecanismos de poder sacrifican las vidas humanas, la justicia o cualquier valor exquisito en aras del progreso de sus manejos y los frágiles equilibrios de fuerzas; de cómo el mundo, y todo lo horrendo que sucede en él, se mueve a fuerza de intereses encontrados y negociaciones y pactos entre supuestos enemigos, donde las fronteras morales se diluyen, son papel mojado, un espejo, y el bien y el mal se follan día y noche. Poco pueden hacer los individuos (más allá de que la película trate de idealizar a sus protagonistas) ante unos entes, países o autoridades tan poderosos y sin escrúpulos.
Peca de maniqueísmo y tosquedad psicológica, de tratar de teatralizar pedagógicamente unos hechos que por sí solos ya dicen más que suficiente.
Finalmente: Eichmann como agujero negro o vacío legal. Personaje que sirve de símbolo, de metáfora perfecta del funcionamiento del mundo, al vivir un retiro generoso tras haber sido responsable de crímenes nefandos, protegido u olvidado interesadamente durante años por los trapicheos infames de los gerifaltes. Su caída también será conchabeo y vergüenza, consecuencia de la misma amalgama viciada.
Israel: negocia con Alemania la compra de armas y no pone demasiado interés en atraparlo.
USA: preocupados por mantener a Adenauer en Alemania como escudo frente a la URSS y su adláter RDA.
RFA: sin purgar su pasado y enfangada en la vileza.
Argentina: lugar de jubilación dorada de los asesinos.
Un mundo feliz, el mejor posible hasta la fecha, mejorando lo presente, claro.