* Es un poco burdo al principio que insistan tanto en la maravilla de la espada para que a las primeras de cambio se rompa (la crisma, el alma), se deshaga como un azucarillo, casi parece un chiste de mal gusto o una broma macabra, para así iniciar la trama desgracia en cascada, macguffin, matufia.
Película conservadora a favor del poder establecido que reniega de los mercenarios, de lo escindido o dividido, de lo espurio, bastardo o mezclado, el espíritu y la materia deben ir juntos, deben formar parte de un mismo cuerpo, un uno, no es bueno ni conveniente que el citado espíritu se venda o entregue al mejor postor, de manera impersonal, son solo negocios, la espada es ese espíritu que solo puede caer en las manos hermanas, nunca en las ajenas, debe encarnarse en las ideas propias, no en las de los demás, deber ser arma o instrumento de la fe verdadera, no del dinero o de la dejadez.
Tal vez sea un poco abrupta, sobre todo en las peleas o asaltos a mano armada espada, y las muertes incluso la mar de chapuceras por poco creíbles, la espada no entra en carne, solo (la) roza o acaricia, pero igualmente es hermosa por la sobriedad y suavidad con la que se cuenta este feroz y delicado cuento en el que destaca la final venganza travelling mediante.
Una joyita bonita y delicada en las formas, pero con el alma llena de magulladuras y dolores en canal abiertos.
Los japoneses no son de medias tintas, todo o nada, la bolsa o la vida, honor o muerte, amor u horror.