Vacas y escopetas. La purga.
Ecuatoriana Paraguaya Brasileña, de ahí fuera.
Cripto(monedas)marxismo y postconstructivismo feminista (quién paga la cuenta).
Rizan tanto el rizo que da igual ocho que ochenta (nosotros solo vinimos a emborracharnos), completamente innecesaria tanta vuelta (al ruedo, de tuerca, a la noria, de los sueños añagazas fábrica, morfeo), agotan, lo que pudo haber sido un juguete suave chispeante inteligente bien humorado divertido, simplemente, mucho más que suficiente, acaba como el rosario de la aurora, crucigrama, dando la gira de despedida cuando ya están el campo el estadio la sala vacíos, ya nadie queda, ni las familias, pelma, ¿es que no tienes casa, alguien que te recoja para que duermas la mona?, silencio puto, no ha lugar a tanto tonto adorno estropicio, la cuenta de la abuela, sobra (toda esa retahíla, metralla, morralla, bagatela), descansa, relaja, rajá, la raja.
La película se sostiene, digamos, en/por los ojos bellos de ella, esa diosa (en verdad cubano española, de ambrosía néctar), por su dulzura y guapura y apuro arrojo abandono (no por las cutres tristes vomitonas, a otro con ese horroroso hueso), y por cierta malicia socarrona/zumbona (el troll nazi y la niña pija progre que amenaza a la madre extranjera con echarla, todo en orden, encaja), los enredos no cuelan, arabescos para niños de teta, monerías, chucherías, (juan el) golosina, guardería.
Buen reparto, aquel ritmillo, cálida fotografía, atildada compostura, película acogedora, aguerrida, disfrutona, también eterna y de final churrigureresco previsible (mira, escucha, que yo te cuento; el chiste, te lo explico, una vez tras otra, que ya sé que de primeras no lo pillas, duro de entendederas, a la fuerza ahorcan, jajaja) tontuelo, idiota.
Un donut muy rico en el que todo es agujero, como el coñón del colorado y la copa de ozono, defecto invernadero, su cerebro.