Tipos duros atrapados en zombieland.
Desde Fort Apache por lo menos hasta Jessica Chastain matando a Bin Laden y suma y sigue y pasando previamente por todos los Harry Calahan que en el mundo han sido, los yanquis se han enfrentado al mismo jodido problema/dicotomía/dilema/dislate siempre; superhéroes morales, buena gente, machotes y machotas a diestro siniestra con una misión en la vida, el bien por bandera, puestos en la picota/abandonados a su suerte, incluso vendidos al mejor postor por élites corruptas y/o lerdas.
Idos al carajo. Asalto a la comisaría del distrito 13. La noche de los muertos vivientes.
Tres patas tiene mi coja cama. Diálogos aparentes tontorrones, recuerdos de sus amores tan presentes y acción de guerra guapa de videojuego, fuegos artificiales, tantas escaramuzas y trifulcas.
Algo de chulería cuartelera chusca, mucha, somos la puta hostia, colega, tío, macho, hermano, camarada, y también ternura sentimental de postal impostada, una de cal y otra de arena, una lagrimilla cayó en la arena que tanta testosterona reboza como una albóndiga o almóndiga.
El enemigo es caótico e indistinguible, masa amorfa, fantasmal, no sabe además agradecer como Dios manda le generosa labor o tarea del visitante amistoso extranjero, tropas de paz que llevan la democracia a todas partes, la exportan como la coca cola, el maná, no se aclaran bien del todo los pobres nativos oscuros, dudan entre besarle los pies al amigo americano o montarle por otra parte el puto apocalipsis los cabrones, en cambio el gringo es otra cosa, cada vida suya vale por todo el universo ya que encierra dentro de sí todos los cielos y los infiernos por supuesto.