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ELZIETE rating:
6
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February 15, 2015
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Colin Clive había sustituido a un jovencísimo Laurence Olivier en la obra teatral "El final del viaje" y debutó en el cine con la adaptación de la misma, ambas dirigidas por James Whale que le llamó para encarnar al mítico Dr. Frankenstein, cuando la Universal a su vez le eligió a él por ser de origen europeo para reemplazar a Robert Florey y formar parte de su "ofensiva monstruosa" con la que consiguieron relanzar el estudio. La obra de Shelley ya había tenido una adaptación anterior en 1910 a cargo de J. Serale Dawey para la compañía de Edison y su sistema Kinetoscopio, obviamente fracasado ya que solo admitía un espectador por sesión.
Whale y ya con el sonoro creó el molde, repetido hasta la saciedad, con un apenas conocido Karloff que se inmortalizó a él y al monstruo gracias al genial maquillaje del griego Jack Pierce. El aspecto inicialmente diseñado para Lugosi antes de que este abandonara el proyecto y convirtiera Karloff en su más directo rival, era muy diferente inspirado en el expresionismo alemán de "El Golem" (1920). Karloff añadió un toque "humano" al monstruo, que a pesar de tener el cerebro de un criminal se comporta como un recién nacido ingenuo y asustado que reacciona ante aquello que no entiende, la violencia que provoca el miedo de los que tampoco entienden
aquello que se oculta bajo un telón que la ciencia empezaba a descorrer.
Así pues estos pequeños grandes matices de Karloff son la esencia de una cinta, probablemente terrorífica para el público de los años treinta y que por lo demás no pasa de la serie B, convertida en un clásico que enterró a la propia novela de Shelley mucho más rica en interpretaciones y a la vez la consagró para la posteridad como la auténtica creadora del monstruo.
Whale y ya con el sonoro creó el molde, repetido hasta la saciedad, con un apenas conocido Karloff que se inmortalizó a él y al monstruo gracias al genial maquillaje del griego Jack Pierce. El aspecto inicialmente diseñado para Lugosi antes de que este abandonara el proyecto y convirtiera Karloff en su más directo rival, era muy diferente inspirado en el expresionismo alemán de "El Golem" (1920). Karloff añadió un toque "humano" al monstruo, que a pesar de tener el cerebro de un criminal se comporta como un recién nacido ingenuo y asustado que reacciona ante aquello que no entiende, la violencia que provoca el miedo de los que tampoco entienden
aquello que se oculta bajo un telón que la ciencia empezaba a descorrer.
Así pues estos pequeños grandes matices de Karloff son la esencia de una cinta, probablemente terrorífica para el público de los años treinta y que por lo demás no pasa de la serie B, convertida en un clásico que enterró a la propia novela de Shelley mucho más rica en interpretaciones y a la vez la consagró para la posteridad como la auténtica creadora del monstruo.