La película más cara, hasta la fecha de su estreno, del cine británico y que resultó un fiasco en taquilla. Y la verdad es que, ese tono impersonal y sintético, de una visionaria y profética narración histórica del Siglo XX y XXI, hace que no se conecte mucho con la historia y los personajes.

Todo resulta muy frío y distante a los ojos del espectador y el guión, del propio H. G. Wells, resulta premonitorio con respecto al grave conflicto armado que se avecinaba en Europa, captando las angustias y esperanzas británicas durante la Segunda Guerra Mundial (una guerra que en la película dura 25 años). Sin embargo, después de la guerra, la narración nos muestra una doble realidad social tan inverosímil, como incomprensible: por un lado una sociedad feudal primitiva y atrasada abocada al fracaso y, por otro lado, una sociedad alienante dominante, de corte militar, con dominio tecnológico aeronáutico, que asume un retorno al progreso que resulta bastante desacertado, impreciso e idealista (una especie de Roma futurista cuyo deseo es colonizar las estrellas).

Interesante y bastante bien hecha para su época, merece un visionado cuanto menos.