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Strénliko rating:
4
Drama The power of money has no boundaries, not even marriage. Juana (Veronica Forque) finds herself in trouble with the law when her husband, a bank manager, skips town with millions of dollars. She has to prove that in fact she was not involved in the fraud or she faces years in prison. Her life takes a turn for the best when she works with Hilario, one of her husbands victims, to get to the bottom of the scandal.
Language of the review:
  • es
January 18, 2021
3 of 7 users found this review helpful
No voy a a resaltar ahora los méritos que ha cosechado Marios Camus a lo largo de su trayectoria. Tiene, sin duda, algunas películas memorables; pero yo sitúo en primer lugar la que ha sido hasta la fecha la mejor serie y adaptación producida por TVE: "La forja de un rebelde". Magnífica e inolvidable.

Lo de "Amor propio" es cosa de otro cantar. Le falla el guión al ralentizar el desarrollo de la historia e introducir fases de confusión en cuanto al lugar donde se plasman las escenas. El espectador parte del conocimiento de que el desfalco se produce en la sucursal bancaria de una capital del norte de España, pero inmediatamente la trama se desplaza a la dirección general del banco, que sin duda está en Madrid. Sin embargo, todas estas ubicaciones diversas aparecen mezcladas e inducen a la desorientación. Un barullo que sobra.
Y después está lo del tío del bigote (el actor Ramón Langa). Un personaje así, tan innecesario, críptico e inverosímil -entre otros motivos por su don de la ubicuidad-, da como resultado una merma en la puntuación de la película. Es un recurso facilón para tratar de sacudirnos el tedio en el que naufraga la cinta en más de un momento. Lo extraño es que, siendo Camus también el artífice del guión, empleara ese artificio de filme barato. Encantado leeré cualquier explicación de los usuarios de esta página acerca de lo que pinta el tío del bigote en esta historia, como por ejemplo para quién trabaja y cómo demonios consigue saber todos los pasos de Verónica Forqué. El sujeto en cuestión trabaja solo y da la impresión de que no necesita comer (bueno, un misterioso niño le trae en una ocasión un bocadillo), ni cagar ni dormir. Un ridículo absurdo.
Respecto a las interpretaciones, Verónica Forqué parece que va siempre con un Valium en el cuerpo, y eso de cambiar el registro emocional le cuesta. Destacaré como intérprete el trabajo del actor que encarna al tío de la Forqué. Muy convicente el viejo en todos los sentidos.
Strénliko
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