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Spain Spain · Somewhere over the rainbow
iñaki rating:
7
Comedy Jon Martello (Joseph Gordon-Levitt) objectifies everything in his life: his apartment, his car, his family, his church, and, of course, women. His buddies even call him Don Jon because of his ability to pull “10s” every weekend without fail. Yet even the finest flings don’t compare to the transcendent bliss he achieves alone in front of the computer watching pornography. Dissatisfied, he embarks on a journey to find a more gratifying ... [+]
Language of the review:
  • es
April 6, 2014
1 of 2 users found this review helpful
Hace tiempo, oí en algún sitio que la masturbación es la mejor manifestación del amor propio. Siempre está a mano, es unilateral y proporciona satisfacción inmediata. Y es gratis. No me parece una adicción particularmente destructiva. Parece que la ciencia ha demostrado que el deseo en los hombres se despierta fácilmente con estímulos visuales. De ahí el éxito del porno, que cumple una gran función social proporcionando estímulos visuales para el deseo, fundamentalmente masculino. Es una industria que mueve ingentes cantidades de dinero. Se produce mucho y se consume más. El no reconocerlo es una hipocresía.
Sin embargo, el porno puedo tener un efecto pernicioso. Y no estoy hablando de nada que tenga que ver con la moralidad. Me refiero a que los consumidores podemos llegar a confundir unas prácticas sexuales estrictamente codificadas e interpretadas para que las capten las cámaras, con lo que debe ser una auténtica relación sexual y, a partir de ahí, esperar que nuestras relaciones interpersonales sean igual. Si piensas eso, te doy la razón. El porno es mejor.
Si los hombres esperan que sus relaciones sexuales con las mujeres sean como en el porno, están condenados a la decepción y la subsiguiente frustración. Lo mismo les ocurrirá a las mujeres que esperen que su relación de pareja funcione como en una comedia romántica actual, de esas que abusan de la muy perniciosa pornografía del sentimentalismo, cuyas consumidoras se extasían contemplando un torso masculino pero fingirían disgusto si les mostrasen una verga rampante. Las relaciones interpersonales, sexo incluido, no se parecen al porno ni a las comedias románticas. Y después está lo del amor, que vaya usted a saber lo que es eso.
Esta película nos muestra lo distorsionados que son los modelos de relación que proporciona la cultura popular. Pero no sólo estos modelos son estereotipos falsos. Las concepciones vitales de los padres de protagonista, antagónicas, son igualmente falsas y preconcebidas. Hasta la religión es una fórmula en la que la confesión no implica ni arrepentimiento ni propósito de enmienda, pues, como todo el mundo sabe, la jodienda no tiene enmienda. La peli está contada con cierta gracia y provoca sonrisas. El final tiene su moralina, aunque propone la única respuesta posible que puede darse a este conflicto dentro de los límites de una comedia.
iñaki
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