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Drama
Acclaimed writer and historian Deborah E. Lipstadt must battle for historical truth to prove the Holocaust actually occurred when David Irving, a renowned denier, sues her for libel.
Language of the review:
- es
June 3, 2017
3 of 23 users found this review helpful
¡Wow! En la película hay un giro de guión tan bueno que sigo sin poder dormir. Una pena que nadie más se percatara de ello.
La maquinaria del odio y la falsedad ha tenido casi 100 años para fabricar y mejorar mentiras para que, repetidas una y otra vez, se embutan en nuestros maleables cerebros y vivir eternamente en ellos. Sin cuestionarse, porque son hechos 'probables' que no probados. De la misma forma que los falsos juicios de Nuremberg, caso insólito en la historia donde la supuesta víctima ejerce ya no de testigo, sino de JUEZ y VERDUGO. Y como hacía ya unos años que no teníamos película sobre el drama del holocuento, tocaba esta vez, hacer una película, esta vez con tintes de abogacía.
Como espectador, me siento insultado. Es cierto que dicho juicio tuvo lugar, es cierto el nombre del imputados, lo que no me acaba de quedar claro es que se borren de un plumazo todos los argumentos expuestos por el historiador David Irving en un intento de seguir idiotizando al pueblo. Aunque ojalá la película les salga el tiro por la culata y más gente se interese por la verdad y empiece a buscar lejos de los canales oficiales. Por eso escribo esta crítica después de años sin loguearme. ¡Nadie cuestiona lo que se dice en la película! Pese a tener un guión paupérrimo, una ejecución lenta y victimista, se sabe, al igual que en Nuremberg que el sr.Irving es el malo de la película. El que va contra la versión oficial...
Aún espero que se me demuestren los agujeros en el techo. Porque señores, sin agujeros no hay holocausto. Pueden buscar información por todos los campos de trabajo, de alemania o polonia. NO encontrarán ninguna cámara de gas falsa con conductos de agua reales. Y como no tiene explicación, ni encontrarán ningún testimonio que se sostenga (desde piscinas de electrocutación, fosas de llamas que nunca se apagaban, cámaras de vapor homicida) por toda la propaganda lanzada antes, durante, y después de la guerra (la primera referencia de las cámaras de gas es del año 42), se aprobó la ley que te mete en la cárcel por negar el holocausto.
Hay mucha información por internet, medio que pese a todo el dinero del mundo (cierto grupo controla el 96% de la prensa) no pueden controlar. Sólo censurar cuando empieza a molestarles.
David Irving perdió la casa, sus amigos, su salud. Recibió amenazas de muerte, ataques físicos y multitud de ataques verbales y acoso. Democracia lo llaman.
La maquinaria del odio y la falsedad ha tenido casi 100 años para fabricar y mejorar mentiras para que, repetidas una y otra vez, se embutan en nuestros maleables cerebros y vivir eternamente en ellos. Sin cuestionarse, porque son hechos 'probables' que no probados. De la misma forma que los falsos juicios de Nuremberg, caso insólito en la historia donde la supuesta víctima ejerce ya no de testigo, sino de JUEZ y VERDUGO. Y como hacía ya unos años que no teníamos película sobre el drama del holocuento, tocaba esta vez, hacer una película, esta vez con tintes de abogacía.
Como espectador, me siento insultado. Es cierto que dicho juicio tuvo lugar, es cierto el nombre del imputados, lo que no me acaba de quedar claro es que se borren de un plumazo todos los argumentos expuestos por el historiador David Irving en un intento de seguir idiotizando al pueblo. Aunque ojalá la película les salga el tiro por la culata y más gente se interese por la verdad y empiece a buscar lejos de los canales oficiales. Por eso escribo esta crítica después de años sin loguearme. ¡Nadie cuestiona lo que se dice en la película! Pese a tener un guión paupérrimo, una ejecución lenta y victimista, se sabe, al igual que en Nuremberg que el sr.Irving es el malo de la película. El que va contra la versión oficial...
Aún espero que se me demuestren los agujeros en el techo. Porque señores, sin agujeros no hay holocausto. Pueden buscar información por todos los campos de trabajo, de alemania o polonia. NO encontrarán ninguna cámara de gas falsa con conductos de agua reales. Y como no tiene explicación, ni encontrarán ningún testimonio que se sostenga (desde piscinas de electrocutación, fosas de llamas que nunca se apagaban, cámaras de vapor homicida) por toda la propaganda lanzada antes, durante, y después de la guerra (la primera referencia de las cámaras de gas es del año 42), se aprobó la ley que te mete en la cárcel por negar el holocausto.
Hay mucha información por internet, medio que pese a todo el dinero del mundo (cierto grupo controla el 96% de la prensa) no pueden controlar. Sólo censurar cuando empieza a molestarles.
David Irving perdió la casa, sus amigos, su salud. Recibió amenazas de muerte, ataques físicos y multitud de ataques verbales y acoso. Democracia lo llaman.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
1. En 1939, existían unos 15.700.000* judíos en el mundo. Tras la Segunda Guerra Mundial, este número había alcanzado la cifra de 18.000.000*
Los censos judíos no son muy exactos, de acuerdo, pero no hablamos de unos miles. Hablamos de la consabida cifra de seis millones. 6.000.000 Son tantos ceros que nadie se le escapa.
Añso más tarde, sí cambiaron la cifra para justificar la tragedia.
2. De buen principio se habló de SEIS MILLONES, de los cuáles 4.000.000 habrían sido “gaseados” en Auschwitz. De repente, en 1990 se descubrió que sólo habían sido 1,5 millones los gaseados en Auschwitz, una diferencia de 2,5 millones como si nada y se cambio la cifra en la placa del monumento a las victimas. Pero curiosamente, la cifra mágica de SEIS MILLONES permaneció,
3. Al mismo tiempo, el Director del Museo de Auschwitz, el polaco Dr. Franciszek Piper, anunció que las así llamadas “cámaras de gas” habían sido ¡construidas por los soviéticos DESPUÉS de la guerra!
4. Pero hay más. La Cruz Roja Internacional, que tuvo acceso a los mismos y los supervisó, informó que habían fallecido únicamente 300.000 personas de las más diversas nacionalidades en los campos alemanes, y por las más diversas causas, incluyendo tifus, vejez y muerte natural.
5. Heinrich Himmler, responsable máximo de todas las instalaciones de prisioneros, hizo llegar a todos los centros de internamiento una orden taxativa, conminando a las autoridades responsables: “El índice de defunciones en los campos debe ser reducida a cualquier costo”.
6. En todos los territorios de la Europa ocupada por los alemanes no habían más de 2’4 millones de judíos. Pero después de la guerra 3’8 millones de judíos “sobrevivientes” reclamaron indemnizaciones económicas al gobierno alemán. Una tragedia, los restos de los 6 millones se habían perdido por el camino.
7. Fué un milagro. De acuerdo con el “New York Times” del Domingo 4 de Enero de 1987, el celebrado superviviente Elie Wiesel recordó personalmente “el día en que los soviéticos llegaron a Auschwitz”. Pero en otro discurso en el Club de la Prensa Nacional en Washington D.C., reproducido por la Agencia Telegráfica Judía el 11 de abril de 1983, tenía recuerdos totalmente diferentes, puesto que afirmaba que él “era uno de los supervivientes del campo de Dachau, liberado por el ejército norteamericano” el 15 de abril de 1945. Así que se convirtió en el único prisionero de la guerra con la discutible distinción de haber sido liberado dos veces en dos campos diferentes durante la II Guerra Mundial…
8. No podemos dejarnos en el tintero recordar que el famoso “caza-nazis” Simon Wiesenthal murió serenamente a la edad de 96 años, a pesar de haber sido, según la BBC-News, superviviente (es decir un superman que sobrevive todos los intentos de gaseamiento) de 12 campos de la muerte…
9. En 1948 apareció una historia de una pobre niña judía indefensa, asesinada por los “Nazis”. La historia había sido escrita por esa niña en bolígrafo, un instrumento que no se comercializó sino en los años posteriores al fin de la guerra. ¿Cómo se llama? Ah, sí, “El Diario de Ana Frank”.
10. Pues bien, ¿cuando empezó este negocio de los SEIS MILLONES? Hemos de volver a un tal Illya Ehrenburg*, un simpático judío de cara amargada, Jefe de la Propaganda Soviética durante la II Guerra Mundial –el mismo que conminaba a las tropas del Ejército Rojo a que violaran dos millones de mujeres alemanas- que más tarde vivió y murió en Israel, que acuñó esta cifra mítica el 22 de diciembre de 1944, es decir ANTES de que a decenas de miles de judíos internados, en enero de 1945, las autoridades alemanas les ofrecieran la posibilidad de escoger entre ser “liberados” por los comunistas o marcharse en la retirada con sus carceleros “nazis”. ¿Qué hicieron la mayoría de presos de Auschwitz, entre ellos Anna Frank y su padre Otto Frank ante la llegada de los “liberadores”? No se lo pierdan, decidieron marcharse con los alemanes…
Los censos judíos no son muy exactos, de acuerdo, pero no hablamos de unos miles. Hablamos de la consabida cifra de seis millones. 6.000.000 Son tantos ceros que nadie se le escapa.
Añso más tarde, sí cambiaron la cifra para justificar la tragedia.
2. De buen principio se habló de SEIS MILLONES, de los cuáles 4.000.000 habrían sido “gaseados” en Auschwitz. De repente, en 1990 se descubrió que sólo habían sido 1,5 millones los gaseados en Auschwitz, una diferencia de 2,5 millones como si nada y se cambio la cifra en la placa del monumento a las victimas. Pero curiosamente, la cifra mágica de SEIS MILLONES permaneció,
3. Al mismo tiempo, el Director del Museo de Auschwitz, el polaco Dr. Franciszek Piper, anunció que las así llamadas “cámaras de gas” habían sido ¡construidas por los soviéticos DESPUÉS de la guerra!
4. Pero hay más. La Cruz Roja Internacional, que tuvo acceso a los mismos y los supervisó, informó que habían fallecido únicamente 300.000 personas de las más diversas nacionalidades en los campos alemanes, y por las más diversas causas, incluyendo tifus, vejez y muerte natural.
5. Heinrich Himmler, responsable máximo de todas las instalaciones de prisioneros, hizo llegar a todos los centros de internamiento una orden taxativa, conminando a las autoridades responsables: “El índice de defunciones en los campos debe ser reducida a cualquier costo”.
6. En todos los territorios de la Europa ocupada por los alemanes no habían más de 2’4 millones de judíos. Pero después de la guerra 3’8 millones de judíos “sobrevivientes” reclamaron indemnizaciones económicas al gobierno alemán. Una tragedia, los restos de los 6 millones se habían perdido por el camino.
7. Fué un milagro. De acuerdo con el “New York Times” del Domingo 4 de Enero de 1987, el celebrado superviviente Elie Wiesel recordó personalmente “el día en que los soviéticos llegaron a Auschwitz”. Pero en otro discurso en el Club de la Prensa Nacional en Washington D.C., reproducido por la Agencia Telegráfica Judía el 11 de abril de 1983, tenía recuerdos totalmente diferentes, puesto que afirmaba que él “era uno de los supervivientes del campo de Dachau, liberado por el ejército norteamericano” el 15 de abril de 1945. Así que se convirtió en el único prisionero de la guerra con la discutible distinción de haber sido liberado dos veces en dos campos diferentes durante la II Guerra Mundial…
8. No podemos dejarnos en el tintero recordar que el famoso “caza-nazis” Simon Wiesenthal murió serenamente a la edad de 96 años, a pesar de haber sido, según la BBC-News, superviviente (es decir un superman que sobrevive todos los intentos de gaseamiento) de 12 campos de la muerte…
9. En 1948 apareció una historia de una pobre niña judía indefensa, asesinada por los “Nazis”. La historia había sido escrita por esa niña en bolígrafo, un instrumento que no se comercializó sino en los años posteriores al fin de la guerra. ¿Cómo se llama? Ah, sí, “El Diario de Ana Frank”.
10. Pues bien, ¿cuando empezó este negocio de los SEIS MILLONES? Hemos de volver a un tal Illya Ehrenburg*, un simpático judío de cara amargada, Jefe de la Propaganda Soviética durante la II Guerra Mundial –el mismo que conminaba a las tropas del Ejército Rojo a que violaran dos millones de mujeres alemanas- que más tarde vivió y murió en Israel, que acuñó esta cifra mítica el 22 de diciembre de 1944, es decir ANTES de que a decenas de miles de judíos internados, en enero de 1945, las autoridades alemanas les ofrecieran la posibilidad de escoger entre ser “liberados” por los comunistas o marcharse en la retirada con sus carceleros “nazis”. ¿Qué hicieron la mayoría de presos de Auschwitz, entre ellos Anna Frank y su padre Otto Frank ante la llegada de los “liberadores”? No se lo pierdan, decidieron marcharse con los alemanes…