El reciente conciábulo entre la literatura infantil y Hollywood, solo hay dos líneas: la desafortunada mezcla entre tramas sobrenaturales y romances absurdos, y la distopía mezclada con romances absurdos. Esta película se acoge al segundo grupo, y aunque no se trata de una película catastrófica, deja un sabor amargo. Sobre todo porque es capaz de mantener el misterio con la naturaleza del laberinto de marras, pero al final va desvelando una serie de elementos que hacen pensar que, con una alta probabilidad, las secuelas serán una mezcla de distopía mil veces vista y romance absurdo. Cualquiera con un mínimo conocimiento de la literatura y cinematografía de la ciencia fícción clásica no podrá evitar el bostezo porque nada original se añade; los jovenzuelos igual disfrutan más este collage de ideas fusiladas de otros. En definitiva, pocos alicientes para continuar dándole una oportunidad.