Si nos salimos del prejuicio del cine de acción iberoamericano y los grandes «peros» que se le suelen atribuir, España y Argentina —por lo menos— siguen trabajando para tratar de cautivar a su propio público, salir de la fórmula impuesta y realizar películas con planteamientos originales.

Plagada de testosterona, «Bajocero» es un filme poderoso que funciona desde la narrativa y aunque con algunos artífices del género, atrapa de principio a fin. Quílez le da la la primicia al experimentado Javier Gutiérrez de dar vida a Martín, un policía encargado del traslado de varios reos a un penal, no obstante en su trayecto encontrará un obstáculo que lo atrincherará sin muchas posibilidades de librarlo y lograr su supervivencia y la de los detenidos.

Con una evidente inversión, la estética de la película es otro de los elementos que nos envuelven en un thriller intrigante con lo inhóspito del contexto y una parálisis obligada a punta de rifle, la trama avanza hacia lo desconocido y no se permite deliberar conclusiones premeditadas.

Las ventanas del streaming para el cine internacional continúan poniendo en jaque al cine norteamericano de género como única opción.