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Juan Marey rating:
7
Mystery. Film noir After nearly running over him with her cab, Patty Mitchell picks up a fare who claims to have amnesia. As he fumbles to remember the basic facts of his identity, Patty becomes interested in the stranger and decides to help him in his search. But as the pieces of the puzzle begin to fall into place, and Patty's interest becomes more personal, the stranger finds that he is the prime suspect in a murder case.
Language of the review:
  • es
April 5, 2024
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Esta mezcla entre comedia, misterio y cine negro marcó el debut en la RKO del director Anthony Mann, el protagonista es Tom Conway, ya establecido en el estudio gracias a actuaciones notablemente oscuras en una serie de memorables películas producidas por el gran Val Lewton: “La mujer pantera” (Cat People, 1942), “Yo anduve con un zombie” (I Walked with a Zombie, 1943) y “La séptima víctima” (The Seventh Victim, 1943), aquí interpreta a un tipo amnésico que intenta descubrir si es o no responsable de un asesinato; a diferencia de las sombrías películas de Lewton, el tono es ligero y agradable, más en sintonía con el personaje que Conway proyectó en la pantalla en su larga serie “Falcon” como el imperturbable detective aficionado. La película está basada en la novela homónima de Gelett Burgess que ya había sido filmada por el estudio en 1936 bajo el título de “El asesino invisible (Two in the Dark)”, dirigida por cierto por Ben Stoloff, el productor de esta nueva versión.

El film se abre impecablemente con la pantalla en negro de la que sale una forma tambaleante, un inicio más que atractivo, sobre el fondo de un paraje urbano nocturno y lleno de niebla aparece de espaldas un hombre caminando hacia una señal que indica dos direcciones, la cámara se eleva y posteriormente desciende y comprobamos que en su rostro hay sangre, se trata de su protagonista –Theodor Allison (Tom Conway)-, este detiene accidentalmente un taxi y su conductora desciende enfadada –Patty (Ann Rutherford)-, así se inicia una pequeña, pero más que interesante producción, en poco más de sesenta minutos se nos muestra como el protagonista intentará descubrir su identidad, alejar las sospechas que se ciernen sobre él y al mismo tiempo fortalecer la relación con Patty, es fácil adivinar como culminará la misma, los planos finales son realmente divertidos.

La ambigüedad moral es uno de los principios cardinales del cine negro, aquí el recurso narrativo que se utiliza es el de la amnesia y lo hace con un excelente ritmo y un tono de ligera comedia, esto es algo que muy posiblemente altere los nervios de los más puristas del cine negro clásico, pero el resultado final de ninguna manera es una traición al género, con su perverso sentido del humor, “Dos en la oscuridad” nos presenta una experiencia tan inteligente y bien construida como muchas otros “film noir” de serie B de la época. Mann utiliza la naturaleza digamos que algo jovial del guion para excusar los momentos algo más improbables de la historia, un acto que produce resultados sorprendentemente potentes, vamos viendo los problemas en los que se va metiendo el personaje de Conway, siendo Patty una compañera fantástica para nuestro desconcertado protagonista, ya que su entusiasmo y aprecio por el peligro resultan contagiosamente divertidos. Le falta a la película de Mann esa visión sombría y oscura del mundo que tienen los grandes clásicos del cine negro, pero lo compensa con una vena perversamente divertida, entreteniéndonos con chistes sobre asesinatos y privando constantemente a un reportero demasiado entusiasta (Richard Lane) de la primicia del siglo, con todo, “Dos en la oscuridad” se toma a sí mismo lo suficientemente en serio como para que todos queramos ver resuelto el misterio principal, aunque tenga momentos en los que amenaza con convertirse en una broma totalmente frívola.

¿Es esta película una joya olvidada que los aficionados al cine negro no puedan pasas por alto? Pues ciertamente no, pero sí es un entretenimiento ligero y agradable que seguro te hará pasar un buen rato durante los pocos más de sesenta minutos que la vas a estar viendo.
Juan Marey
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