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Juan Marey rating:
7
Comedy. Fantasy In the 1600s, cowardly Sir Simon of Canterville flees a duel and seeks solace in the family castle. His ashamed father seals him in the room where he is hiding and dooms him to life as a ghost until one of his descendants performs a brave deed. Simon believes he may be saved when he meets Cuffy Williams, an American kinsman stationed with a troop of soldiers at the castle in 1943. Will this blood relative save the family honor, or will ... [+]
Language of the review:
  • es
February 21, 2016
5 of 5 users found this review helpful
Simpática adaptación de una novela breve de Oscar Wilde en la que una familia americana pone patas arriba la “apacible vida” de un fantasma inglés. El guión de Edwin Blum traslada la hilarante historia creada por Oscar Wilde al momento cronológico en el que se sitúa la película, sustituyendo la familia americana por un destacamento de soldados durante la Segunda Guerra Mundial. Los cambios consiguientes no desarman el delicioso cuento de Wilde, una crítica a los valores tradicionales de la sociedad inglesa de la época, en contraposición a la “obligada modernidad” de los norteamericanos, quienes tampoco se libran de la sátira.

La película está muy bien realizada, los efectos de la transparencia del fantasma están muy logrados y los efectos caseros de persecuciones y caídas son muy divertidos, teniendo en cuenta que en aquella época todo tenía que ser realizado manualmente y los golpes tenían que ser de “verdad”. Contiene momentos hilarantes, gracias a los ingeniosos diálogos con juegos de palabras de su autor. Charles Laughton hace un excelente trabajo dando vida a ese entrañable fantasma que más que terror produce congoja, también figura en el reparto la encantadora Margaret O'Brien que ese año descollaría en el musical “Cita en St. Louis” y el popular actor estadounidense Robert Young.

Quizás, la película del que fuera ayudante de dirección de Alfred Hitchcock a principios de los 40 y autor de “Rififi” (Du rififi chez les hommes, 1954) y “La ciudad desnuda” (The Naked City, 1948), entre otras grandes películas, no haya envejecido demasiado bien, pero todavía resulta curioso y divertido ver al gran Charles Laughton (productor del film) en el papel del fantasma, a la jovencísima niña prodigio Margareth O´Brien o al siempre atractivo Robert Young.
Juan Marey
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