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Filiûs de Fructüs rating:
7
7.3
10,862
Animation. Drama Details the story of a dying breed of stage entertainer whose thunder is being stolen by emerging rock stars. Forced to accept increasingly obscure assignments in fringe theaters, garden parties and bars, he meets a young fan who changes his life forever.
Language of the review:
  • es
February 16, 2011
28 of 39 users found this review helpful
Siete años después de la notable y refrescante reinvención del género animado llamada -por estos lares- 'Bienvenidos a Belleville', Sylvain Chomet (también autor de un agudísimo cortometraje satírico llamado 'La anciana y las palomas') vuelve con su segundo largometraje, apoyado además, por un guión inacabado de otro gabacho más célebre si cabe: Jacques Tati.

Eso sí, en esta ocasión Chomet no sorprende al espectador, pues usa las mismas cartas que ya dejó entrever en su anterior largometraje. 'El ilusionista' no es una película novedosa (menos habiendo visto la lacónica filmografía del director), ni mucho menos, cosa que puede apreciarse a lo largo de sus 72 minutos de metraje, dónde vuelve, sin apenas diálogos, a contarnos una historia melancólica, hermosa, triste.

La animación, en cierta manera una mezcla de elegancia y caricaturización, sigue siendo el pilar principal sobre el que se sustenta el cine del animador francés. Trazos delicados, sinuosos. Paisajes que dan una sensación de dejadez. Personajes grotescos, como la ex diva, ya entrada en años, que parece andar con los hombros o como los ridículos personajes que componen un grupo de rock. Chomet sigue exprimiendo su particular universo, en una historia que demuestra que los estilos de Tati y del propio director de este film son, a su manera, muy afines. Los protagonistas, dotados de ese halo de misterio de aquél parco en palabras, se relacionan mediante un lenguaje analítico, sugerente y sobretodo, dinámico. Porque lo que no se le puede negar al cine de Chomet es de que, a pesar de carecer casi por completo de diálogos, sus filmes no se hacen en absoluto aburridos: siempre está pasando algo, siempre hay algún detalle que merece ser observado.

No me olvido de la historia, aunque la dejo para el final, ya que, en las anteriores ocasiones en que entré en contacto con el trabajo de Chomet, apenas me fijé en sus historias. Me fijé en el modo que tenía de contarlas, en cómo evolucionaban sus personajes o si los momentos de clímax estaban conseguidos. La historia de 'El ilusionista' es también sencilla, una suerte de dualidad que, por un lado nos muestra el deterioro de aquellos espectáculos houdinieros en pos de la evolución y, por otro lado, sacándolo del concepto ilusión, personalizado en la muchachita ilusa que acompaña a nuestro protagonista y que vemos como, al final, creer es un acto terriblemente dificultoso.

Como apunte final, mención especial el homenaje, totalmente explícito, a Jacques Tati, tanto por los carteles de un cine de ‘Mi tío’, como por la propia película que se expone dentro de esos cines, dónde Chomet rescata, con imagen real, la emblemática y entrañable figura de monsieur Hulot (al que no tiene nada que envidiar el aspecto y los movimientos del protagonista). Dicho lo cual, si os gusta el cine de Tati y os gustó el anterior largometraje de Chomet, ‘El ilusionista’ no os defraudará en absoluto.
Filiûs de Fructüs
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