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7
6.8
15,812
Drama
Explores the relationship and opposing visions between two of the most powerful leaders in the Catholic Church, both of whom must address their own pasts and the demands of the modern world in order to move the church forward.
Language of the review:
- es
March 31, 2022
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Fernando Meirelles ofreció en 2019 el que es de lejos, junto a "Mank" (2020) y "Roma" (2018), el mejor largometraje exclusivo de la plataforma Netflix (cuya calidad en el resto de largos originales es más que dudosa en líneas generales), Basada en el último relevo papal, la cinta toma como inspiración las trayectorias eclesiásticas de los actuales Papas, y entrega un relato de ficción en el que ambos cruzan sus caminos para poner a la Iglesia con la marcha directa a una nueva (¿o no?) dirección.
Hay que reconocer que de todos los films de género religioso en general (y del cristiano en particular) de la última década, "Los dos Papas" es la cinta más cuidada, madura, diversificada y honesta. Y esto se da gracias a una conjunción de virtudes. En primer lugar tenemos un guion de Anthony McCarten (autor de otros biopics destacados (aunque en opinión de quien esto escribe, un escalafón por debajo) como "La teoría del todo" (2014) o "Bohemian Rhapsody" (2018)) cuidado, ilustrado y floreciente. Y es que el relato opta por formar su esqueleto en los diálogos que los dos protagonistas mantienen justo antes y después de la renuncia de Benedicto XVI al papado... pero no evita por ello el aportar flashbacks realmente honestos y sin adornos de los momentos más cruciales en la vida de Bergoglio (que es la figura prominente de la película, aunque tratan de hacer ver en las promociones que tanto Bergoglio como Ratzinger son igualmente protagonistas. Ya les adelanto que no es así ni mucho menos) así como vitales imágenes de archivo para con la trama.
Lo cierto es que la cinta toca todos los palos y todos los toca con habilidad, sensatez y potencia. Lo único que se le puede achacar a la cinta es cuando pierde minutos en alguna que otra escena de rutina repetitiva que nada aporta al conjunto (y solo hace que se alargue una metraje que bien pudo durar 20 o 30 minutos menos sin bajar enteros). Pero por fortuna son excepciones a una regla que está cargada de reflexiones sobre la Iglesia como institución humana que es (y por ello con sus virtudes y defectos humanos, y que va progresando en una continua evolución), unas reflexiones que se benefician del choque de personalidades entre estos dos personajes que presenta el guion (el de un hombre llano y cercano, de carisma arrollador y máxima empatía... junto a un hombre asocial, intelectual e introspectivo (aun con mi total disconformidad respecto a su manera de ver al colectivo LGTBI (que bajo mi punto de vista es homofobia), debo reconocer que varios de sus ensayos sobre el estudio de la vida espiritual de Jesús son una p-ta maravilla y de lectura obligada para todo creyente (cristiano o no) si se busca una autoreflexión inmaterial. En especial la trilogía "Jesús de Nazaret". Es algo que Francisco no ha llegado ha conseguir: esa biblioteca ilustrativa para el cristiano de buen corazón más asocial, pues su papado tiene otro (y necesario) tono) que siempre debaten desde el respeto y el disentimiento, que buscan con empeño puntos de unión y reparar sus agujeros y lagunas a nivel espiritual), de las actuaciones de unos superlativos Anthony Hopkins y Jonathan Pryce (que se lucen sobremanera gracias a sus diálogos cabales, adultos y evolutivos), y de la analogía que propone el libreto respecto a la Iglesia como gran familia (donde ningún ser humano es exactamente igual a pesar de tener en común importantes virtudes) y la relación final fraterna de este binomio papal a su pesar.
El film pues, suelta en boca o en actos de sus protagonistas lo que piensa la sociedad de temas relevantes y/o existenciales. De la hipocresía del clero católico, de lo claroscuro de la sociedad, de los dilemas en la estrategia para llegar al bien común (ojo a todo el tema de Bergoglio durante la dictadura argentina, impresionante la forma tan medrada y cercana de mostrarnos a un hombre en una encrucijada en la que jamás podrá salir ganando tome la elección que tome) y así un largo etcétera sin abandonar por ello retazos de humor agudo y cercano que este binomio usa como desahogo, y siempre manteniendo un dinamismo indagador en cada uno de sus temas y sus aristas.
Las páginas de "Los dos Papas" miman pues a sus personajes (multifacéticos donde los haya. En ellos se cuidan hasta sus manías (no falta la afición de Benedicto XVI por la Fanta de naranja ni la de Francisco por el San Lorenzo Club de Fútbol)) y también pulen sus situaciones casi siempre curiosas e interesantes que no evitan captar nuestra atención y hasta participación. Pero es que "Los dos Papas" está además brillantemente interpretada.
No creo que diga nada nuevo si...
Hay que reconocer que de todos los films de género religioso en general (y del cristiano en particular) de la última década, "Los dos Papas" es la cinta más cuidada, madura, diversificada y honesta. Y esto se da gracias a una conjunción de virtudes. En primer lugar tenemos un guion de Anthony McCarten (autor de otros biopics destacados (aunque en opinión de quien esto escribe, un escalafón por debajo) como "La teoría del todo" (2014) o "Bohemian Rhapsody" (2018)) cuidado, ilustrado y floreciente. Y es que el relato opta por formar su esqueleto en los diálogos que los dos protagonistas mantienen justo antes y después de la renuncia de Benedicto XVI al papado... pero no evita por ello el aportar flashbacks realmente honestos y sin adornos de los momentos más cruciales en la vida de Bergoglio (que es la figura prominente de la película, aunque tratan de hacer ver en las promociones que tanto Bergoglio como Ratzinger son igualmente protagonistas. Ya les adelanto que no es así ni mucho menos) así como vitales imágenes de archivo para con la trama.
Lo cierto es que la cinta toca todos los palos y todos los toca con habilidad, sensatez y potencia. Lo único que se le puede achacar a la cinta es cuando pierde minutos en alguna que otra escena de rutina repetitiva que nada aporta al conjunto (y solo hace que se alargue una metraje que bien pudo durar 20 o 30 minutos menos sin bajar enteros). Pero por fortuna son excepciones a una regla que está cargada de reflexiones sobre la Iglesia como institución humana que es (y por ello con sus virtudes y defectos humanos, y que va progresando en una continua evolución), unas reflexiones que se benefician del choque de personalidades entre estos dos personajes que presenta el guion (el de un hombre llano y cercano, de carisma arrollador y máxima empatía... junto a un hombre asocial, intelectual e introspectivo (aun con mi total disconformidad respecto a su manera de ver al colectivo LGTBI (que bajo mi punto de vista es homofobia), debo reconocer que varios de sus ensayos sobre el estudio de la vida espiritual de Jesús son una p-ta maravilla y de lectura obligada para todo creyente (cristiano o no) si se busca una autoreflexión inmaterial. En especial la trilogía "Jesús de Nazaret". Es algo que Francisco no ha llegado ha conseguir: esa biblioteca ilustrativa para el cristiano de buen corazón más asocial, pues su papado tiene otro (y necesario) tono) que siempre debaten desde el respeto y el disentimiento, que buscan con empeño puntos de unión y reparar sus agujeros y lagunas a nivel espiritual), de las actuaciones de unos superlativos Anthony Hopkins y Jonathan Pryce (que se lucen sobremanera gracias a sus diálogos cabales, adultos y evolutivos), y de la analogía que propone el libreto respecto a la Iglesia como gran familia (donde ningún ser humano es exactamente igual a pesar de tener en común importantes virtudes) y la relación final fraterna de este binomio papal a su pesar.
El film pues, suelta en boca o en actos de sus protagonistas lo que piensa la sociedad de temas relevantes y/o existenciales. De la hipocresía del clero católico, de lo claroscuro de la sociedad, de los dilemas en la estrategia para llegar al bien común (ojo a todo el tema de Bergoglio durante la dictadura argentina, impresionante la forma tan medrada y cercana de mostrarnos a un hombre en una encrucijada en la que jamás podrá salir ganando tome la elección que tome) y así un largo etcétera sin abandonar por ello retazos de humor agudo y cercano que este binomio usa como desahogo, y siempre manteniendo un dinamismo indagador en cada uno de sus temas y sus aristas.
Las páginas de "Los dos Papas" miman pues a sus personajes (multifacéticos donde los haya. En ellos se cuidan hasta sus manías (no falta la afición de Benedicto XVI por la Fanta de naranja ni la de Francisco por el San Lorenzo Club de Fútbol)) y también pulen sus situaciones casi siempre curiosas e interesantes que no evitan captar nuestra atención y hasta participación. Pero es que "Los dos Papas" está además brillantemente interpretada.
No creo que diga nada nuevo si...
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
... constato que tanto Anthony Hopkins (que tiene el personaje menos lucido de los dos al ser más secundario... y al basarse en un clérigo sin tanta simpatía natural y sí más distante) como Jonathan Pryce están magníficos en sus papeles y que aquí aprovechan con creces el material que tienen entre manos dando lugar a unas de sus mejores actuaciones (y eso es mucho decir, teniendo en cuenta que Hopkins tiene en su haber "El silencio de los corderos" (1991), "El padre" (2020) o "El hombre elefante" (1980). Y Pryce tiene "La buena esposa" (2017) o "El hombre que mató a Don Quijote" (2018)). Ambos están mimetizados por completo con su personajes (Hopkins no se parece tanto físicamente a la persona real en la que se basa, pero lo suple con unas gestualidades impresionantes por su verosimilitud respecto a Benedicto XVI) y en su mayor parte cuesta distinguir a los actores de los personajes verídicos en los que se inspiran, cada ademán, expresión o sutileza es una maravilla de la interpretación. Ambos están de Oscar, así de claro (solo superados ese año por el Joker de Joaquin Phoenix). Pero es que Juan Minujín se mantiene a ese nivel, y eso es meritorio.
Meirelles además regala una puesta en escena de relumbrón. Con una profusión de planos majestuosa (por supuesto el plano/contraplano subjetivo y semisubjetivo prima en este tipo de cinta, pero hay ciertos planos cerrados y planos detalle que transmiten la disección del momento en cuestión en el que se encuentran los protagonistas, otros cenitales transmiten la pompa imponente de la situación (destaco la recreación de los cónclaves que nunca podemos ver con nuestros ojos de "pueblo llano", o la paz que infunden esos bellos parajes naturales en instantes de reflexión de ambos sacerdotes)), y algunas cámaras en mano son de una destreza tan orgánica como vital en la trama. A esto se suma una cinematografía sobresaliente, una fotografía de máxima saturación del color que curiosamente resulta un acierto en todos esos escenarios ya sean de lujos, de ascetismo o de ghetos. La caracterización es también soberbia. Y su banda sonora es pertinente (destaco unos impecables la elección de temas no originales en el comienzo y en el final del film).
Todo un dechado de virtudes que dan como resultado una cinta emocionante a muchos niveles (evidentemente transmitirá esto en mayores dosis al público creyente, aunque el agnóstico o ateo también va a saber valorar la confortable labor de la puesta en escena, y la vehemente (en general) forma de conducir la historia por parte del guion). No llega a las cotas de obra maestra por culpa de un estiramiento innecesario de tanto en cuanto y por cierta acotación en su temática (aunque esta laguna se vadea bastante, pues la cinta tiene drama personal, geopolítico, espiritual, religioso, tiene humor humano, etc.). Recomendable (que no indispensable) al cinéfilo ateo o agnóstico (valorará el largo por sus aciertos cinematográficos), muy recomendable a todo público cristiano (desde el más cerrado hasta el más liberal) e indispensable para los seguidores de los dos papas en los que se inspira (aunque haya mucho de ficción... y otro tanto de verosimilitud). "Los dos Papas" no llega a la altura trascendental de "La Pasión de Cristo" (2004) o "El Príncipe de Egipto" (1998) (si hablamos de cintas del género religioso), pero se queda a la altura de "La última cima" (2010) o "Pablo, el Apóstol de Cristo" (2018) y es mejor que "Francisco: el padre Jorge" (2015), "El Papa Francisco, un hombre de palabra" (2018) (si de largometrajes sobre este tema se trata), "Resucitado" (2016) o "El cielo es real" (2014).
Lo mejor: Difícil, pero me quedo con la actuación de Jonathan Pryce.
Lo peor: Cuando la cinta escoge reincidir en escenas recurso que nada aportan al progreso narrativo.
Meirelles además regala una puesta en escena de relumbrón. Con una profusión de planos majestuosa (por supuesto el plano/contraplano subjetivo y semisubjetivo prima en este tipo de cinta, pero hay ciertos planos cerrados y planos detalle que transmiten la disección del momento en cuestión en el que se encuentran los protagonistas, otros cenitales transmiten la pompa imponente de la situación (destaco la recreación de los cónclaves que nunca podemos ver con nuestros ojos de "pueblo llano", o la paz que infunden esos bellos parajes naturales en instantes de reflexión de ambos sacerdotes)), y algunas cámaras en mano son de una destreza tan orgánica como vital en la trama. A esto se suma una cinematografía sobresaliente, una fotografía de máxima saturación del color que curiosamente resulta un acierto en todos esos escenarios ya sean de lujos, de ascetismo o de ghetos. La caracterización es también soberbia. Y su banda sonora es pertinente (destaco unos impecables la elección de temas no originales en el comienzo y en el final del film).
Todo un dechado de virtudes que dan como resultado una cinta emocionante a muchos niveles (evidentemente transmitirá esto en mayores dosis al público creyente, aunque el agnóstico o ateo también va a saber valorar la confortable labor de la puesta en escena, y la vehemente (en general) forma de conducir la historia por parte del guion). No llega a las cotas de obra maestra por culpa de un estiramiento innecesario de tanto en cuanto y por cierta acotación en su temática (aunque esta laguna se vadea bastante, pues la cinta tiene drama personal, geopolítico, espiritual, religioso, tiene humor humano, etc.). Recomendable (que no indispensable) al cinéfilo ateo o agnóstico (valorará el largo por sus aciertos cinematográficos), muy recomendable a todo público cristiano (desde el más cerrado hasta el más liberal) e indispensable para los seguidores de los dos papas en los que se inspira (aunque haya mucho de ficción... y otro tanto de verosimilitud). "Los dos Papas" no llega a la altura trascendental de "La Pasión de Cristo" (2004) o "El Príncipe de Egipto" (1998) (si hablamos de cintas del género religioso), pero se queda a la altura de "La última cima" (2010) o "Pablo, el Apóstol de Cristo" (2018) y es mejor que "Francisco: el padre Jorge" (2015), "El Papa Francisco, un hombre de palabra" (2018) (si de largometrajes sobre este tema se trata), "Resucitado" (2016) o "El cielo es real" (2014).
Lo mejor: Difícil, pero me quedo con la actuación de Jonathan Pryce.
Lo peor: Cuando la cinta escoge reincidir en escenas recurso que nada aportan al progreso narrativo.