Es una de las pocas películas de Sadie Frost, que curiosamente era más conocida que un jovencisimo Jude Law al realizar este film. Destaca la química de la pareja y la tetera de la película, ciertamente era genial, una pena lo que le pasa. En su momento se dijo que parecía una copia del desenfreno de Trainspotting, pero sin la misma genialidad, en cierto modo es así, pero esta película tiene sus aciertos en un sentido del humor británico, un jude alejado de la imagen de Alfie a la que últimamente nos tiene tan acostumbrados cuando aún no había oído hablar de Gucci y la ropa fashion. Interesante para ver una visión diferente del consumismo y la juventud y sobre todo una versión menos edulcorada de un actor cautivador