“Papillon” no solamente es la lucha épica de un hombre, que se sabe inocente, para conseguir la libertad, también nos habla de amistad, de entrega, de silencios, de sufrimiento. Es un emotivo drama carcelario, donde contemplamos desde una perspectiva de espectador y cómplice la brutalidad de la policía y la ineficacia de un sistema jurídico totalmente desfasado, anclado en presupuestos restrictivos que consideran que lo único que se puede hacer con las personas que delinquen (aunque muchos sean inocentes) es expulsarlas de la sociedad y olvidarlas en uno de los más remotos lugares del Caribe, La Guayana Francesa y en especial el centro penitenciario de la Isla del Diablo (con unas condiciones de vida infrahumanas, donde se entra pero no se sale), el lugar más idóneo para el aniquilamiento, no de rehabilitación.

Franklin J. Schaffner, desde el primer momento que leyó el Best-Seller “Papillon” autobiografía de Henry Charièrre, decidió llevarla a la pantalla con la inestimable colaboración de uno de los mejores guionistas cinematográficos Dalton Trumbo y su colaborador musical habitual Jerry Goldsmith, dando como resultado ésta notable película.

Schaffner, acertó totalmente en los actores principales Steve McQueen y Dustin Hoffman (se dice que Hoffman escogió la figura de Trumbo, para dar vida a su personaje), ambos actores están soberbios, personificando con gran acierto a los dos amigos convictos en busca de una libertad tan lejana, pasan de actitudes muy normales a otras de total desequilibrio mental y desapego a la realidad, tales actos son muy normales en personas que sufren crueles métodos carcelarios. Los actores secundarios cumplen a la perfección en especial Robert Deman y Bill Mumy. El admirado Steve McQueen realiza un trabajo portentoso como Papillon, ese personaje que no sabe traicionar a un amigo, que sueña en encontrar la forma de evadirse, que lo realiza muchísimas veces y que al final tendrá éxito y que le cuesta despedirse de su gran amigo Dega, quizás en una de las mejores escenas de la película.