Son tiempos nihilistas y espúreos, estos que nos toca vivir. Hoy mismo un turista -español- se ha puesto en bolas en mitad de la galería Ufizzi delante de la Venus de Boticcelli (y del resto de visitantes) y se ha puesto a echarse pétalos de rosa por los sobacos. La semana pasada se mató un chaval de 21 años por hacerse un selfie subido en lo alto de un tren. También apareció un informe. De la NASA, nada menos. Que dice que nos quedan 20 años para pegar el petardazo e irnos a tomar por culo por estúpidos, avariciosos y caínes.

El informe habla de signos que se repiten, de la decadencia de la cultura, de la proliferación en el inconsciente colectivo de historias apocalíticas que, de alguna manera, expresan que QUEREMOS que pase. Que sabemos que se acerca. Bien podría ser ése el vacío en el que miran los ojos de un genial Matthew McConnaiscence, como le llaman ahora. Rusty, en la serie. Un tipo que se ha asomado al vacío, y viceversa.

Un vacío muerto, decadente y amarillo. Real. Angustioso, hipnótico y malsano. Tentacular, en ocasiones. Pero he aquí que en mitad del lodo, en ese petróleo moral, surge una luz. Un justo en Sodoma. Y esa pequeña luz es tan poderosa que es capaz de iluminarlo todo.

Me dijo un profesor que las grandes historias no son más que un puñado, y que el resto sólo las cuentan de diferentes maneras. True Detective sera lo que tú, querido espectador, quieras que sea. Yo veo en ella la historia de una amistad de las de verdad, con ostias, salvadas de culo y birras a lo largo de media vida. Como las que hemos vivido tú y yo. Y esa es la luz, amigo, que brilla en la oscuridad.

Sobre el final de la serie, que me parece maravilloso, el otro día escuché a un tipo, nihilista profesional, crítico, con la voz de pito, que decía que no le gustaba y que lo justo sería que hubieran muerto todos, y que basta ya de moralina y tal. Bueno, volved conmigo a la galería Ufizzi y contemplad al iluminado en bolas. La policía le tapa, se lo lleva. escuchamos cómo el público desenvaina sus cámaras y los flashes llueven sobre nuestro héroe. Y él, como en trance, sabiendo que va a ser el héroe del día en ese nido de cotorras digitales llamado Twitter, gritaba: "¡Libertad" ¡LIBERTAAAAAAD!".

Resultado: el culo del amigo es trending topic y la gente sigue sin saber qué demonios es la Venus aquella.

¿Me permitíis un consejo? Seguid mirando la Venus mientras se lo llevan. No giréis el cuello. Quedáos siempre con lo que de verdad merece la pena y dejad que los nihilistas y su cháchara se escurran por el sumidero oscuro de su propia filosofía.

Hace poco le dí ese mismo consejo a un tal McConaughey, creo. Y fijaos.