Entretenida cinta de animación del estudio ghibli en la cual se mezcla fantasía y comedia con la denuncia medioambiental y las tradiciones culturales del viejo Japón contra la modernidad. Todo ello reflejado a través de la lucha de unos mapaches metamorfos por conservar el lugar en el que habitan frente al avance urbanístico.

Y como dice el folclore japonés, estos animalitos son picaros, traviesos y maestros de los disfraces. Y de esto se sirve el guion para mostrarnos todo tipo de situaciones rebosante de imaginación dentro de esta comunidad. La cual se divierte, baila, pelea, debate y también lucha por mantener su lugar en el mundo.

La película funciona a varios niveles, siendo esta lucha el eje que mueve la historia, con un mensaje pro naturaleza. Desde el punto de vista de los animales critica el comportamiento humano frente a la flora y fauna, siendo el ser humano un devorador de ecosistemas. Y las podres criaturas quedando a merced de esta constante, siendo la única salida el adaptarse y sobrevivir. Por ello ese final cala tan hondo.

Dirigida para un público adolecente/adulto. Ya que los más chicos podrán disfrutar con la cantidad de escenas divertidas y llenas de imaginación, pero a lo mejor algún infante se asuste con algunas situaciones un poco impresionables, como la de los cuerpos sin rostros o el desfile en el pueblo. La mayor parte de la cinta tiene un tono cómico, pero también hay lugar para el drama mostrando muertes en ambos bandos, tanto humanos como mapaches.

Rebosante de imaginación y fluidez en el apartado visual, al nivel de otras joyas del estudio ghibli. Es un grato entretenimiento que desprende un humor despreocupado y también toca temas como la tragedia dentro de los conflictos sociales políticos que acarrean las guerras por un territorio.