La película desata a una bestia que quiere arrasar con todo y que nos mantendrá encadenados desde el principio hasta el final a la butaca del cine; ésta bestia es Django.

El film empieza a atraparnos en el momento en el que Christph Waltz y Jamie Foxx aparecen en pantalla, uno como dentista, otro como esclavo. El guión comienza a rodar, el doctor propone a Django ser su socio como caza-recompensa y éste acepta sin dudarlo. Entre ellos surgirá una química extraordinaria. El doctor Schultz es un defensor de la libertad negra y, cuando Django le cuenta su historia y de su mujer, no duda en intentar ayudarle a conseguir salvar a su doncella de las garras de un descomunal dragón, interpretado por Leonardo DiCaprio.
Como fiel escudero de Calvin Candie (Leonardo DiCaprio), amante de las peleas de negros, aparece un esclavo liberado mucho tiempo atrás y que luchará por descubrir la verdad sobre la visita del doctor y su "negro a caballo", estoy hablando de Samuel L. Jackson.

Las interpretaciones de Waltz, DiCaprio y Foxx, se merecen la estatuilla dorada de los Oscar, pues son sencillamente magistrales.
Tarantino una vez más nos sorprende y crea una película que no disgustará a casi nadie. Los planos cortos, las escenas largas, la sangre, los diálogos y el sentido del humor del director nos hacen enamorarnos y odiar a los personajes.
La banda sonora es sencillamente sublime, imposible estar más acertada.

El mundo se divide en dos , los que han visto "Django Desencadenado" y los que no lo han echo aún. Sencillamente estamos ante una obra maestra, una película de culto que pasará a la historia por ser un prodigioso Western, una fantástica película de drama y un valiente documento histórico.