Hedi (Majd Mastoura, que ganó el Oso de Plata por esta actuación) es un joven de 25 años, vendedor de autos (un empleo que no ama), que vive con su madre en una pequeña ciudad de una Túnez en crisis económica , una madre que maneja todos los aspectos de su vida. Justamente, Hedi está a punto de casarse en una boda concertada por su madre, con un ritual prematrimonial con la presencia excluyente y determinante de las familias, a la que concurre también su hermano mayor, radicado en Francia. Pero Hedi realiza un viaje de negocios a una localidad turística en la costa mediterránea donde conoce a Rym (una maravillosa Rym Ben Bessaoud), una mujer liberada que realiza números de baile para los turistas en el hotel en que se aloja.

La historia transcurre poco después de la primavera tunecina y encontramos a Hedi en los comienzos y luego desarrollo de una crisis con todo ese mundo impuesto por su familia.

Con mucha sobriedad y buen pulso el director Mohamed Ben Attia nos va conduciendo en esta notable (y audaz para su país) opera prima (premiada como tal en el Festival de Berlín 2016) a través de todo el proceso que vive su protagonista, que adquiere ribetes conmovedores.