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Helena rating:
1
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November 14, 2015
7 of 14 users found this review helpful
Y lo demás al "spoiler"; allá vamos.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
JUSTO LO CONTRARIO QUE "EL ESQUELETO DE LA SEÑORA MORALES".
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ATENCIÓN: Después de escribir esta crítica me llamaron la atención sobre el hecho de que "El esqueleto..." es posterior a esta película. No voy a tocar el texto, pero ahora la crítica se puede leer al revés: No se trata de corregir "la primera" en términos morales, sino de "arreglarla", si queremos, con una genialidad.
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Mismísimos protagonistas -parejaza de actores, fabulosos juntos- con la misma premisa -señora que ha perdido el juicio con la moral católica llevada a su literalidad enloquecida, es decir, con la moral católica a secas- que hace la vida imposible a su marido-, pero dada la vuelta ex-profeso en un contexto en el que el marido es un adúltero confeso, ella tiene más paciencia y comprensión que un santojob hasta el extremo de dejarse matar, y un final opuesto al de la otra.
Para que quede claro que la producción opinaba lo contrario que en la anteior película, han puesto, como ya se ha dicho, a los mismos actores protagonistas, se han buscado a un director mexicano aunque la película es española, y además el guión lo firma Julio Coll, supuesto rojo y ateo confeso (y esto lo sé porque me lo dijo él mismo en muchas ocasiones, que no lo he leído en ninguna parte). Pues muy bien, todos ellos vendidos y/o acojonados, sin principios ni profesionalidad, no se sabe. En comparación con la película de la que esta es burda contestación (El esqueleto de la señora Morales), que es una obra maestra de la comedia negra de todos los tiempos, nos encontramos con este engendro malintencionado y respondón. Un insulto, puramente propagandístico, al cine, tanto a sus autores como a sus espectadores.
Sólo apta para católicos practicantes sin interés por el cine ni por la dignidad ni por la inteligencia. Aquí, efectivamente, dios tenía razón: Se vengó del descreído matando a su amor y después a su único hijo (con su persuasión habitual, vaya; es lo que tiene dios, que mucha sutileza no gasta), y de este modo el descreído se volvió creyente y dócil. Es para matarlos a todos de lo mismo de lo que nos han matado a los espectadores: Estupefacción.
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ATENCIÓN: Después de escribir esta crítica me llamaron la atención sobre el hecho de que "El esqueleto..." es posterior a esta película. No voy a tocar el texto, pero ahora la crítica se puede leer al revés: No se trata de corregir "la primera" en términos morales, sino de "arreglarla", si queremos, con una genialidad.
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Mismísimos protagonistas -parejaza de actores, fabulosos juntos- con la misma premisa -señora que ha perdido el juicio con la moral católica llevada a su literalidad enloquecida, es decir, con la moral católica a secas- que hace la vida imposible a su marido-, pero dada la vuelta ex-profeso en un contexto en el que el marido es un adúltero confeso, ella tiene más paciencia y comprensión que un santojob hasta el extremo de dejarse matar, y un final opuesto al de la otra.
Para que quede claro que la producción opinaba lo contrario que en la anteior película, han puesto, como ya se ha dicho, a los mismos actores protagonistas, se han buscado a un director mexicano aunque la película es española, y además el guión lo firma Julio Coll, supuesto rojo y ateo confeso (y esto lo sé porque me lo dijo él mismo en muchas ocasiones, que no lo he leído en ninguna parte). Pues muy bien, todos ellos vendidos y/o acojonados, sin principios ni profesionalidad, no se sabe. En comparación con la película de la que esta es burda contestación (El esqueleto de la señora Morales), que es una obra maestra de la comedia negra de todos los tiempos, nos encontramos con este engendro malintencionado y respondón. Un insulto, puramente propagandístico, al cine, tanto a sus autores como a sus espectadores.
Sólo apta para católicos practicantes sin interés por el cine ni por la dignidad ni por la inteligencia. Aquí, efectivamente, dios tenía razón: Se vengó del descreído matando a su amor y después a su único hijo (con su persuasión habitual, vaya; es lo que tiene dios, que mucha sutileza no gasta), y de este modo el descreído se volvió creyente y dócil. Es para matarlos a todos de lo mismo de lo que nos han matado a los espectadores: Estupefacción.