A pesar de ser un rendido admirador de Manuel Mur Oti y de esa atmosfera tan potente y reconocible de que están impregnados todos sus films, no puedo calificar a esta producción mas que como pasable, debido, primero a la nefasta e infausta elección de la protagonista femenina, la mexicana María Esquivel, que aquí hace el papel de la ¿cantante? cubana por la que pierden los estribos y la razón dos recios mocetones andaluces (Javier Armet y Leo Anchoriz), hasta el punto de luchar por ella a muerte en la cañada del título (imagino que impuesta por algún encoñado productor, ya que la capacidad interpretativa de la moza en cuestión puede que en un argumento de folletín como el que aquí nos ocupa y dirigida por otro que no fuera Mur Oti quizá hubiera dado el pego, pero aquí chirria sobremanera), luego en los rutinarios trabajos de la gran Cándida Losada y Rafael Bardem, trabajos que mas que poderío destilan aroma folletinesco y finalmente con lo previsible y folletinesco (lamento repetirme, pero lo hago para remarcar el calificativo en todos sus apartados) del guion.
Del guion escrito por Manuel Mur Oti y dado la devoción que siento por este señor, correré un tupido velo.
En resumen, doctores tiene la iglesia y cuando esta película fue distribuida en su día por Warner por algo imagino estará relacionado con alguna razón de moda en cuanto a tramas de la época, o por su mercado allende los mares, pero como ejemplo de la mano maestra de Manuel Mur Oti desde luego que no.