Si hay un tema sobre el que Vicente Aranda ha visitado una y otra vez a lo largo de su filmografía este es el de la pasión, o mejor dicho el amor obsesivo ("amor fou"). Y si hay un escritor sobre el que Aranda ha revisitado en varias ocasiones, seis con esta, este ha sido Joan Marsé.

El film nos cuenta las andanzas de un policía, Raul (Eduardo Noriega), cuyos brutales y expeditivos métodos, le llevan a la suspensión de empleo y sueldo. Entonces decide volver a pasar una temporada con su familia. Allí, el duro policía, cuya actitud y forma de ser es presentada por Aranda al principio del film, tiene su talón de Aquiles: su hermano gemelo Valentín (obviamente interpretado por él mismo).

El director centra su atención en los dos hermanos, aunque gemelos, verdaderos polos opuestos. Raul es una persona embrutecida, violenta, alcohólica, acostumbrado a mandar y a ser respetado y temido. Valentín en cambio, desde su posición de persona discapacitada, es amable, servicial, cuyo buen caracter le hace encajar perfectamente en cualquier lugar (incluso en un club de alterne). Sin embargo, ambos tienen en común su imposibilidad de amar. El uno, Valentín, porque no puede, y su respuesta es ofrecer cariño a cambio, mientras que Raúl por su parte también está impedido, por vivencias propias, por lo que para él el amor se resume en una sesión de puro sexo.

Esta dualidad se acentuará al comparar a ambos personajes en el club de alterne donde tiene lugar la historia (de hecho prácticamente el único espacio físico que comparten ambos hermanos el film), y sobretodo en su relación con la prostituta Milena (Flora Dominguez), la diferente relación que tiene con cada uno de los hermanos (una especie de "novio artificial" con Valentín, y más de dominación con Raúl) acentúara la diferencia entre ambos hermanos y constatará que cada hermano quisiera ser el otro (Valentín para tener la capacidad de amar físicamente, y Raúl para ganarse el cariño de la prostituta).

La historia contiene los ingredientes habituales de Aranda de amor obsesivo, pasión, sexo y cierta violencia, recreados en el espacio cerrado del club de alterne. El principal protagonista, no acaba de dar con el tono, sobretodo en el personaje de Raúl, aunque ambos personajes son un tanto planos en cuanto a su interpretación, limitándose a repetir clichés.Sin embargo, la colombiana Flora Dominguez realiza una soberbia interpretación.

Aranda, después de unas cuantas películas un tanto irregulares, recupera el pulso de alguna de sus mejores películas, aunque también hay que tener en cuenta que el film, sigue en alguna que otra ocasión un rumbo un tanto errático, y en algunos momentos no acaba de conseguir plenamente el tono (ni en la interpretación, sobretodo de Noriega, ni en la puesta en escena pretendidamente sórdida y densa) que se ha propuesto, quedando un tanto por debajo de sus mejores obras.