Estoy segura de que la vida de Boy George, excelente cantante y alma de Culture Club, ha sido, es y será apasionante y llena de anécdotas suficientes como para llenar una película, pero lo cierto es que Worried about the Boy no es la película adecuada para saber quién es este personaje imprescindible de la música de las últimas décadas. Y no lo es porque a la narración le falta agilidad y ritmo. Continuamente Julian Jarrold pierde el sentido del entretenimiento y cae en la pesadez y el aburrimiento, dejando que el atractivo dependa sólo de la música (una especie de grandes éxitos de la década ochentera), una fotografía ciertamente acertada (atención a la oscuridad con focos de luz de las escenas en que George discute con sus padres) y por supuesto en el trabajo de un excelso Douglas Booth que clava todas las facetas del personaje, la del excéntrico maquillado y original y el ser vulnerable y sufriente.
Lástima que su talento no se haya contagiado a toda la producción.
P.D: Ojo también a un jovencísimo y estrafalario Richard Madden, el Robb Stark de Juego de Tronos, que además hace una estupenda interpretación también, por cierto.

Lo mejor: Douglas Booth, la fotografía y las canciones.
Lo peor: Es bastante lenta y aburrida.