Sería interesante saber por qué le interesó tantísimo a Clint Eastwood esta historia para querer convertirla en su siguiente película.
El francotirador no ofrece absolutamente nada nuevo bajo el sol, más allá de que es la historia real de un señor real con nombre y apellido, Chris Kyle. A estas alturas esperamos que nadie descubra que Eastwood es un director de primerísima fila, elegante y preciso como pocos con la cámara y aquí sigue demostrando que maneja perfectamente tanto las escenas de acción (y tiene más de ochenta años!) como las más intimistas (ver el nacimiento del primer hijo de Kyle y sus discusiones con su esposa). Sin embargo, Eastwood parece haber dejado atrás ese excelso momento artístico que tuvo entre 2003 y 2009, es decir, entre Mystic River y Gran Torino porque sus últimas cintas no acaban de resultar redondas o son, directamente, decepcionantes. Eso ocurre con El francotirador, una historia anodina, contada en demasiados minutos, llena de convencionalismos como sólo una historia real puede estarlo y sobre todo muy vista. Vistísima. No aporta nada nuevo, es la misma historia que nos han contado ya en mil ocasiones más acerca de la moralidad en tiempos de guerra y el horror de las contiendas, y rezuma sosería por todos sus poros. Es más una película de momentos concretos (como cuando Kyle observa a un niño cogiendo un bazooka del suelo) que de conjunto y el guión no resulta demasiado estimulante ni emotivo. Afortunadamente Bradley Cooper sí sigue en su línea ascendente e imparable de los últimos tres años y entrega otra interpretación estupenda y llena de fuerza como las de American Hustle, El lado bueno de las cosas o Serena.
Finalmente, lo que quieren decir la película y Eastwood es un mensaje muy sabido pero no por ello menos importante. La guerra siempre tiene consecuencias y todos los implicados en ella han de pagar un precio, sea el que sea.
Chris Kyle, finalmente, también pagó.

Lo mejor: Bradley Cooper y la realización de Clint Eastwood
Lo peor: Es sosa hasta la extenuación y está más vista que el tebeo.