No nos engañemos. Qué noche la de aquel día no es una película en sí. Es una especie de documental vertebrado en una mínima historia narrativa (John, Paul, George y Ringo buscan escapar de sus rutinas y ser un poco libres, cosa que su celebridad les pone difícil) con el único propósito de exprimir la naranja de los beneficios y aprovechar la inmensa popularidad de la banda de Liverpool para hacer caja, como igual han hecho últimamente documentales como This is it, Justin Bieber: Never say never o One Direction: This is us. La única diferencia, como digo, es que aquí hay una mínima historia y los cuatro Beatles han de actuar un poquito (al fin y al cabo, se interpretan a sí mismos). Más o menos lo mismo que hicieron las Spice Girls con Spiceworld, pero pasándose de rosca muy mucho y fallando estrepitosamente. Y por supuesto, la otra diferencia es que ninguno de los artistas antes mencionados, con la excepción de Michael Jackson, le llegan ni a la suela del zapato a Lennon, Harrison, Starr y McCartney. Sólo por escuchar temazos como "I should have known better" o la homónima "A hard day's night" merece la pena ver la película y entretenerse con ella. No es una maravilla ni lo pretende y su estatus de culto es únicamente el de la banda más grande de todos los tiempos, pero al menos es simpática y cuenta con una excelente banda sonora. No podía ser de otra manera.

Lo mejor: Lo simpática que resulta y la banda sonora.
Lo peor: Que no es una película. No hay guión, no hay casi historia.