Tercera y última entrega de la "trilogía de Paula Dupree, la mujer simio", formada por "Captive Wild Woman" (1943), "Jungle Woman" (1944) y esta que nos ocupa.
No sé decir que si esta es la mejor, la peor..., creo sinceramente que como todas ellas, esto es, un filme de bajo presupuesto a cargo de la simpática productora Universal Pictures, que con un guión normalito e intérpretes de tercera, salvo el protagonista Otto Kruger, siempre buen actor, pues lograba crear atmósferas y clímax por el que es espectador se quedaba pegado a la butaca... en aquellos años cuarenta. Vista hoy en día por supuesto que no es lo mismo, pero no aburre y deja un poso agradable de cine hecho con cariño y dedicación.
El empaque técnico es competente, con buena fotografía en blanco y negro a cargo de Maury Gertsman y como la duración es apenas de poco más de una hora, pues el tedio no se apodera de uno y se ve con simpatía. Eso si, si no le exige mucho, como por ejemplo credibilidad.
Tiene incluso momentos de humor como cuando el mad doctor le dice a su ayudante (Rondo Hatton, actor con verdadera acromegalia) que no le sepa mal pero que con su cara nunca será Casanova.
Además es entrañable la escena de la resurrección del conejo, viéndose claramente que el animalillo es de trapo o cartón, dado que durante diez o quince segundos no se le ve parpadear en ningún momento, ni moverse nada de nada.
En fin, cosas de la época en la que se rodó, el viejo Hollywood dorado donde estas producciones tenían predicamento en mucho público, ávidos de argumentos donde la fantasía científica era la reina de la función.
Repito, si se ve con la suficiente distancia, se pasa el rato, si no...