La película, que cuenta con una puesta en escena y un guión estupendos, es todo un muestrario de delincuentes: el bruto que sueña con recuperar la granja perdida, el "doctor" inteligente y educado como él solo, el padre de familia cariñoso, el protector de los animales, el que se arruga al primer tortazo, el policía chanchullero, el abogado aparentemente respetable y su socio. En la pantalla unos resultan más atractivos que otros, pero cuidado con cruzarte en el camino de ninguno.

En cuanto al discurso del comisario en defensa del Cuerpo, algunos quizá lo encuentren una moralina sobrante. A mí no me molesta. No se enrrolla y dice la verdad. ¿En qué gremio no hay manzanas podridas? ¿Por qué no reconocer también lo bueno?

Como casi todas las dirigidas por John Huston, la recomiendo y mucho.