Es lo que tiene esta sociedad moderna. Hay una solución para todo. Que naces tonto de remate…no te preocupes, alguien extremadamente listo montará un curso para desatontarte un poco, eso sí cobrándote 5000 dolares. Después de todo ¿de qué vivirían los listos si no existiesen los tontos? ¿De qué vivirían algunas compañías cinematográficas si no hubiese tontos como yo que vieran películas tan impresentables como ésta?

En este caso el superlisto es Billy Bob Thornton, aquí Dr. P, que dándose cuenta de la cantidad de lelos que andan a dos piernas se monta una academia semiclandestina en la que intenta, con métodos algo rebuscados, hacer un grupo de hombres de una pandilla de pardillos. El alumno aventajado por tonto desde el principio es Roger (John Heder) aunque después resultará ser el más aventajado por ser el que más progresa, cosa que aunque pueda parecer positiva, en este caso no lo es sino que le traerá más problemas.

Una película que a pesar del título no creará escuela. Con esto no digo que no vayan a hacerse más porquerías de este tipo…sin duda, y muchas e incluso con títulos similares pero para entonces ya ni nos acordaremos de ésta. Yo la vi ayer y, hoy intentando escribir estas cuatro letras de advertencia a aquellos incautos que estén pensando verla, ya casi no recuerdo porqué dura, encima de todo, 100 min. Sigue una fórmula parecida a Ejecutivo Agresivo pero ni Heder se acerca a aquel Sandler ni mucho menos aún B. B. Thornton se parece en algo al profesor encarnado por Nicholson. Las situaciones que se plantean carecen de frescura, están muy recurridas, y los personajes carecen de gracia en sí mismos y en los chistes que protagonizan. Mal, denigrante y esas cosas que escribimos cuando estamos cabreados con la peli y con nosotros mismos (en mi caso por haberme dejado atrapar ante la presencia de Billy Bob Thornton y Michael Clarke Duncan).