La ingeniosa "retitulación" de Get him to the Greek, Todo sobre mi desmadre, podría definir bien el tono de la película, pero también -suele ocurrir- la hace parecer una más del montón. Algo de eso hay, pero también merece rescatar de ella las numerosas pullas que se lanzan contra el mundo de la música y su comercialización, sin duda de lo mejor de la película.
Cuando la película se decanta por la parodia o la sátira de ciertas personalidades de la industria, Todo sobre mi desmadre gana puntos. Sin embargo, esa acidez no va acompañada de un guión coherente ni de un argumento sólido. Todo parece improvisado, pensado en el momento, sin mucha sutileza. La historia está contada a ráfagas, a golpes de efecto, llegando a un punto ridículo en la última media hora. Todo ello a pesar de la divertida química entre Jonah Hill y Russell Brand.
Y nada más. Si alguien busca una película con sal gorda y algo de pimienta en forma de sátira, Todo sobre mi desmadre no le defraudará. Tiene poca o ninguna sutileza, pero su disparatado planteamiento puede gustar a los que no le quieran buscar cinco pies al gato. Divertida, lo es a ratos. Inteligente, lo mismo. Redonda y bien perfilada, ni de coña.