Alexander Payne vuelve a entregarnos otra película genial. En mi opinión, se ha convertido en uno de los mejores retratistas de la condición humana en su vertiente cinematográfica. Si en Election examinaba la adolescencia y en A propósito de Schmidt la vejez, en Entre copas toma como protagonistas a un par de cuarentones que toman carretera y manta en busca de su vida. Entre vino y vino, los protagonistas se van descubriendo a sí mismos y compartirán aventuras y desventuras que marcarán el camino a seguir durante el resto de su vida.
Es una película que invita a volver a verla. Payne es experto en conseguir ese preciado equilibrio entre reflexión y diversión, y Entre copas es la mejor muestra de ello. Las andanzas de su pareja protagonista nos hacen reír y a la vez nos invitan a la introspección, a reflexionar sobre la actitud con que nos enfrentamos a la vida.
La dirección de Payne es siempre sencilla pero exacta, dejando que sean los verdaderos protagonistas. Giamatti está genial, siempre es una baza ganadora, y Haden Church es un verdadero descubrimiento. Las dos chicas también ofrecen interpretaciones muy buenas.
Entre copas ocupa desde ya un lugar especial en mi filmografía vital. Disfruté mucho con ella. Es tan deliciosa como los vinos que por ella desfilan... aunque yo no los beba. Así que los aficionados al vino no tendrán más remedio que darle un 11 a esta película.