Cuando te das cuenta, al final, de lo que está pasando, y de que en realidad el personaje de Amy Adams, una mujer que abandonó a su marido y se practicó un aborto, está siendo comparada simbólicamente con ASESINOS y VIOLADORES, es que no te lo puedes creer. Es decir, que para la mente de un hombre, en este caso el pobrecito hombre protagonista, una mujer que le abandona y que no quiere ser madre tiene el mismo nivel moral que los asesinos y violadores de su novela... Tremendo, de verdad, tremendísima tesis misógina que no me esperaba para nada de un director como Tom Ford, sobre todo después de sus acertadas declaraciones sobre que "todo hombre heterosexual debería ser penetrado para ser consciente de la vulnerabilidad y el acoso que sufren las mujeres a lo largo de toda su vida".