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Luis Guillermo Cardona rating:
8
Fantasy. Drama. Romance As a young couple stops and rests in a small village inn, the man is abducted by Death and is sequestered behind a huge doorless, windowless wall. The woman finds a mystic entrance and is met by Death, who tells her three separate stories set in exotic locales, all involving circumstances similar to hers. In each story, a woman, trying to save her lover from his ultimate tragic fate, fails. The young lady realizes the meaning of the ... [+]
Language of the review:
  • es
October 28, 2011
5 of 5 users found this review helpful
Resulta difícil creer que, el director Fritz Lang, realizó esta película con grandes limitaciones pues, cuando ya la filmación estaba en marcha, su amigo y productor Erich Pommer, tuvo que recluirse con una delicada enfermedad. El momento fue tan crítico que, hasta el mismo Lang, tuvo que encargarse, parcialmente, de la fotografía y ayudarse de un camarógrafo. Y digo que resulta difícil creer en las limitaciones, porque el resultado (si se tiene en cuenta que estamos en 1921) fue un filme expresionista, mágico, surreal, que nos lleva por el mundo árabe, europeo y asiático para contarnos un sugerente cuento que se ocupa de uno de los temas que más interesaban al director alemán: la muerte.

Escrito por la que entonces fuera su esposa, Thea von Harbou, “LAS TRES LUCES” tiene como figura central a la muerte, personalizada en un enigmático hombre de negro, el cual viene a la tierra, se compra un terreno al lado de un cementerio, y construye un enorme muro alrededor sin portón ni entrada alguna. Después, en ejercicio de su dura tarea, se lleva al amante de una bella chica con quienes había compartido su mesa. Ella, entonces, le suplica que se lo regrese, y la muerte cansada de tanta mortandad, le pondrá una tarea que, de cumplirla, le devolverá la vida a su enamorado. Tres velas encendidas y cerca de terminarse, simbolizan a tres hombres que habitan en diferentes países, que ella tendrá la oportunidad de defender tratando de conseguir que, cuando menos, uno de ellos sobreviva.

Con poéticos y creativos efectos visuales que permiten a Lang experimentar con la sobreimpresión, la disolvencia y otros recursos fotográficos (entre los que incluirá una incipiente alfombra voladora superada luego por Raoul Walsh en “El ladrón de Bagdad”, 1924), el filme transcurre -sobre todo en la primera parte- en un ambiente gótico de notable efectividad en su composición y con suficientes simbolismos como para permitir un ejercicio de lectura bien interesante.

La segunda y la tercera historia que suceden luego, hacen decaer un poco el interés, pero la experiencia del cierre retoma la fuerza del comienzo, dejándonos un satisfactorio resultado y un filme que habría de fortalecer la carrera de un brillantísimo realizador… y que también inspiraría a don Luis Buñuel, para animarse a realizar “El perro andaluz”.

Lil Dagover, quien ya había trabajado para Lang en “Harakiri” y en “Las Arañas”, tiene aquí su último y más afortunado trabajo con el director alemán, logrando cuatro convincentes caracterizaciones con las que pudo demostrar su encanto y su talento. Con ella, en un fuerte y enigmático rol, Bernhard Goeztke consigue representar sabiamente, una muerte a la que en principio se teme, pero luego permite ver que, quien es capaz de comprometerse con la vida, podrá entender lo benigna que es la Providencia.
Luis Guillermo Cardona
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