En nombre de los jóvenes se han hecho algunos de los peores esperpentos de la historia cinematográfica, pero también, de vez en cuando (¿por qué lo bueno tiene que ser siempre de vez en cuando?) aparece una historia que nos cobija el alma y nos devuelve ese delicioso romanticismo que, a veces, presentimos perdido para siempre.

¡Es tan grato soñar con los ojos abiertos! ¡Fue tan dulce y maravilloso aquel primer amor que nos hizo creer que en el mundo todo era perfecto! No hay, quizás, otros momentos que se recuerden con tanta gratitud y complacencia como los vividos con ternura y con pasión en nuestra adolescencia.

“MAS QUE UN RECUERDO”, es una de esas películas que nos regresa al romanticismo. La historia es la de un chico, Billy Wyatt, jugador de béisbol en crisis tras la muerte de su padre quien, para colmo, un día se entera de que, Kathy Chandler, su dulce e inolvidable primer amor se quitó la vida... y su último deseo es que, Billy, se ocupe de sus cenizas.

A la mente regresan entonces los recuerdos. El pasado se revive por completo, y Billy consigue verse desde que era un niño de diez años fascinado con la preciosa, Kathy, de dieciséis. La inmensidad de lo simple, la ternura y el encanto de cada gesto, de cada roce, de cada palabra; el sello de eternidad de cada encuentro... y la muerte que se entrecruza para decirle que todo fue una linda ilusión y que ya nada queda para volver a vivirlo.

Kathy, fue una muchacha que quiso ser dueña de cada instante de su vida. Quiso trazar un sendero de libertad en un mundo donde las limitaciones de todo tipo empañan el ser de tantísimos muchachos... y podrá decir que lo intentó, hasta donde le dio la voluntad, hasta agotar sus fuerzas… hasta morir.

Jodie Foster, en plena flor de su adolescencia, nos ofrece la figura de una muchacha madura, sensitiva, bella, y nos deja palpar ya, a esa gran actriz que ha sido siempre a lo largo de su carrera.

Bellas canciones y una agradable ambientación que nos recuerda títulos célebres como “Summer of '42” o “The Man in the Moon”, hacen de esta película, dirigida por Steve Kampmann, una obra digna de verse y de recordarse.

Título para Latinoamérica: PERDER EL PASADO