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Luis Guillermo Cardona rating:
10
Drama United Kingdom. In an undetermined future, Alex (Malcolm McDowell) is the leader of a gang of «droogs» who walks the streets of London cultivating his sole two passions: ultraviolence and Beethoven's music. He and his young followers vent their most violent instincts on any person crossing their path. They beat, rape and terrorize their victims. When their escalation of terror culminates in murder, Alex is arrested and sent to prison. ... [+]
Language of the review:
  • es
February 17, 2009
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Un ser sin voluntad es como una silla: se desplazará para donde le muevan, pero no sabrá hacerlo por sí solo. Se guiará, comúnmente, por lo que otros deseen y desprovisto de sentimientos actuará como un robot. En el negocio de la pornografía hallaréis profusamente a esta suerte de seres, y es muy deplorable que, en su mayoría, son encantadoras chicas empujadas por la ambición, la soledad y el desafecto, a sacrificar su pundonor y su dignidad, en busca de un sucio dinero que jamás las hará felices.

Muchos líderes religiosos, militares, empresarios y políticos, también sueñan con humanos robots, con naranjas mecánicas como las ha llamado, Anthony Burgess, en la relevante novela que dio lugar a la película de, Stanley Kubrick. Así pueden perpetuar su poder sin cuestionamientos, sin confrontaciones, y sin objeciones de ninguna índole. Quieren ser ellos los únicos que piensen… pero ¡jamás se darán cuenta que, precisamente ellos, son los que menos piensan!

¡Cómo explicarles, que todo aquello que quieren arrancar de raíz, es de lo que no puede prescindirse si se aspira a una vida con sentido y consentida!, ¡Cómo hacerles ver que toda visión obtusa va rumbo hacia el abismo!, ¡Cómo decirles que, por la indefectible Ley de Reciprocidad, todo lo que emana de un hombre, encuentra siempre el camino de regreso.

Kubrick, afirmaba un día que, 'el objeto de las artes no es promover la elevación moral y que no existe la religión de la belleza'. ¡Vanas palabras que contradice la acción! Precisamente, la grandeza del cine de, Kubrick, está, más allá de su maestría técnica, en la búsqueda exhaustiva -de tinte espiritual-, de la mayor belleza plástica con la que siempre termina exaltando al universo, y de paso, se proyecta en planteamientos sociales que apologizan la existencia humana y se oponen a toda degradación o abuso de los derechos humanos. Contra sí mismo, Kubrick poseyó una gran moral, y ésta luce plasmada en obras como, “Paths of Glory”, “Espartaco”, “Full Metal Jacket”… o en, <<LA NARANJA MECÁNICA>>, donde, su inconformidad con la mecanización del hombre, es un grito desesperado.

Alex (sorprendente, Malcolm McDowell), es ejemplo de la proyección que se logra con los malos tratos. Golpea como alguna vez fue golpeado; saca de sí, contra otros, todas las palizas que le dieron y que llenaron de odio su alma; y, con su pandilla, se cobra contra la sociedad las carencias emocionales que amargan su existencia.

El Koroba Milkbar, sede de los violentos muchachos, tiene una estatuilla femenina de cuyo seno se extrae licor. Bien puede ser éste, un reclamo inconsciente del afecto materno del que, quizá, carecieron.

La dominación experimental que se pretende luego, dará cuenta de una aspiración absurda que conduce al totalitarismo... y así no debe ser.

Un virtuoso uso de la música clásica (Beethoven, Katchaturian, Korsakoff...), dotada para el caso con elocuentes simbologías; una violencia promovida en su buen uso, para demandar la violencia; y unos personajes con fuerza para recrear el caos, hacen de éste, un filme que bien se merece el calificativo de Arte, así, con mayúscula.

Título para Latinoamérica: <<NARANJA MECÁNICA>>
Luis Guillermo Cardona
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