Premio especial del jurado en el Festival de Cannes 1979, <<SIBERIADA>>, fue la película que le abrió las puertas de Hollywood al director ruso, Andrei Mikhalkov-Konchalovsky, quien, desde entonces y para diferenciarse de su hermano Nikita, firmaría sólo con el apellido de su madre. Pero, tras seguir su filmografía en Rusia, siento también yo que, Konchalovsky, debió quedarse en su tierra, porque con el conocimiento que tenía de la propia cultura y de su propia gente, es muy probable que hubiese realizado verdaderas obras maestras.

<<SIBERIADA>>, es un fresco notablemente cuidado con el que, el director ruso, se propuso mostrar al mundo la realidad de una tierra fértil y hermosa en la que han ocurrido toda suerte de historias románticas y apasionadas, alegres y trágicas, amistosas y competitivas… Todo ésto se entremezclará en una sensitiva remembranza en la que dos familias -la una proletaria y la otra burguesa-, conviven y chocan desde los albores del siglo, y sobre cuyas vidas transcurre la revolución bolchevique, la era stalinista, la II Guerra Mundial y los ardorosos años 60', mientras ellos aman, rivalizan, disfrutan la naturaleza, superan las dificultades y tragedias que les presenta la vida... y crecen con la esperanza de ser grandes y servir a su país de la mejor manera.

Con un guion escrito en compañía de Valentin Ezhov, Konchalovsky, divide su película en dos partes y en episodios que llevan los nombres de los principales protagonistas de ésta interesante historia (Afanasio, Anastasia, Nikolai, Taya, Alexei y Filip) y en cada uno de ellos nos entrega un trozo de vida, nos cuenta una pequeña anécdota, y cada tanto, alude metafóricamente a la vida política de su país.

Formalmente, el filme (exhibido primero como una miniserie de tv.) está recreado con virtuosismo, con algunas composiciones plenamente pictóricas y con unas cuantas situaciones que exhalan poesía y/o espiritualidad, haciendo que nos sintamos momentáneamente enaltecidos. Pero también debo decirlo, en algunos momentos el ritmo decae, las situaciones se tornan demasiado convencionales y el filme adolece de un conflicto que nos mantenga atrapados permanentemente.

Pero, en resumidas cuentas, estamos ante una obra cinematográfica importante y significativa que representó cuatro años en la vida del director (dos de escritura del guion, uno de rodaje, y otro de montaje)... y estoy seguro que permanecerá en la memoria por su exaltación de la vida y por el atractivo visual que la caracteriza de principio a fin.