Esta es una de esas películas que nos acercan a hechos que muchos desconocíamos. Pequeñas historias que alteraron el curso de la Historia. John Curran pone algo de luz al desafortunado accidente que sufrió el senador Ted Kennedy en 1969 y que acabó con la vida de la secretaria Mary Jo Kopechne. Todo lo que sucederá a continuación dejará a la vista lo peor de la alta política. Los esfuerzos de asesores y abogados para ocultar la realidad, la falta de ética y de humanidad para salvar la carrera política de uno de los miembros de una de las más importantes familias de los Estados Unidos irá tomando aires trágicos a medida que el relato se vaya “shakespeareizando”. Fantasmas del pasado que se hacen presentes y que obligan a tomar decisiones de dudosa moralidad. La Familia siempre como punto de referencia, magníficamente representada por ese patriarca al que da vida un Bruce Dern, entre patético y contundente. Y las ansias de poder, al precio que sea, por encima de todo. “El escándalo Ted Kennedy” no esconde su voluntad de denuncia, pero, aún así, se echa de menos algo más de valentía a la hora de esclarecer el triste episodio. Demasiadas preguntas quedan en el aire, dejando la sensación de no haber querido hurgar más en la herida.

Lo mejor: esos encuentros entre Ted y su padre.

Lo peor: que al final del film, sigan habiendo puntos negros sin aclarar.