Click here to copy URL
Natxo Borràs rating:
8
Western. Adventure Aging lawman Steve Judd (Joel McCrea) takes a job transporting gold from the Sierra Nevada mining town of Coarsegold, and hires old pal Gil Westrum (Randolph Scott) not knowing that Westrum and his callow sidekick Heck Longtree (Ron Starr) intend to abscond with the paydirt. On the way they pick up Elsa Knudsen a runaway farm girl hoping to marry Billy Hammond, a miner. But she doesn't realize that Billy is only one of a bunch of ... [+]
Language of the review:
  • es
March 5, 2009
2 of 3 users found this review helpful
El primer trabajo del que Peckinpah pudo sentirse orgulloso y en que ya le echaba raíces a las pautas más tangibles de lo que se denominaría más tarde "western crepuscular". "Duelo en la Alta Sierra" lo es y con creces aunque aproveche vastos y hermosos paisajes lejos de las areniscas planícies antaño a lo Monument Valley explotadas por John Ford o Howard Hawks.

La maestría en el detalle ya se comprueba en los primeros minutos de metraje; los vaqueros son aquí atracciones de feria de pueblo. Otro apunte; aparece un camello y no hay caballo que lo atrape en tan lúdica persecución ante unos sorprendidos ojos de Joel McCrea que es increpado por la autoridad, y no con placa y armilla sinó con uniforme. Huele a siglo XX y no como en los viejos tiempos (el resalto es más visible en "Grupo Salvaje"). Pero el color y los antiguos olores a cuero rancio y fogata se huelen a quilómetros. Desde el lugar donde los veteranos y viejos colegas Steve (Joel McCrea) y Gill (Randolph Scott, aventajado pupilo de los westerns de Budd Boetticher), acompañados por los jóvenes Elsa y Heck, tendrán que hacerse con un botín de oro de una mina pero con pretensiones distintas. El honor entre el grupo pende de un hilo pero la unión hará la fuerza cuendo se interpongan la forájida banda de los hermanos Billy, Henry (inolvidable Warren Oates, posteriormente actor fetiche de Peckinpah).

Western también realista. Ya no hay cifras dispares de recompensas y los héroes de antes no son tan bien apreciados en los nuevos tiempos. Pero Peckinpah nos situa en un momento intemporal. Nada sucede en el presente. Solamente honor, lealtad, tiros, romance y complicidad de vieja guardia... Y dos abueletes enfrentados.
Natxo Borràs
Did you find this review interesting and/or helpful?
arrow