Adaptación libre y muy a su pesar de una novela de Stephen King. Sobredimensionando las pautas del género, Kubrick eliminó cualquier signo sobrenatural que se posara sobre el argumento elevando al cubo el degradado proceso de locura que padece Jack Nicholson-Torrance. La desmembración de una familia confinada en los infiernos del aislamiento y el terror en el inmenso hotel Overlook (reconstrucción pieza a pieza de varios hoteles de todo el mundo) es el arco que tensa la flecha hasta su caída final con consecuencias imprevisibles y donde la pesadilla y la confusión se abrazan estrechando un laberinto lleno de fantasmas y que solamente está en la mente de Jack. Es aquí cuando Kubrick juega a insinuar y no mostrar (recuerden el final de "2001" o la segunda mitad de "La Chaqueta Metálica").
Ni que decir que esa atmosfera de mal rollo y que tanto gustaba al director neoyorkino se contagió en el set de rodaje (Nicholson reconoció que algunas improvisaciones eran extraidas de sus confrontaciones entre mujeres en sus juergas privadas) y las sesiones al psicoanalista de Shelley Duvall todavía le pasan factura hoy. Pero "The Shining" no tiene nada de maldito en lo referente a la superstición que antaño había puesto los nervios de punta a los fans de "El Exorcista" o posteriormente con la sobrevalorada "Poltergeist". "El Resplandor" es actuación e interpretación por encima de los cánones del fantástico sin efectos especiales pero sí buenos golpes de efecto (la steadycam ideada para corretear detrás del niño montado en su triciclo o la presencia inusual de algunos inquilinos que no han abandonado el hotel). Una obra de cámara que, castigada por los halloweens y viernes trece que llenaban las salas de entonces, el paso de los años ha ido escalando en el podio de la maestría y la perfección de lo visual.