Buen comienzo el del debutante Nic Balthazar (que recientemente en algunos países ha estrenado "The Big Ask") en este drama juvenil sobre un muchacho incomprendido con el resto del mundo porque, básicamente, está fuera de él. Con lo que la suscitada sospecha radica en un principio de autismo. Encerrado en su "otro" mundo que nos abre sus puertas a través de un juego de ordenador on-line, Ben (Greg Timmermans) juega con su perfil de avatar como un aguerrido y valeroso bárbaro ansioso por pasarse todos los niveles de juego. No sin así escapar de las garras de otros guerreros villanos y poder alcanzar así los brazos de una también valiente princesa.

Pero la realidad es muy diferente; los "malos" de la eterna partida son el pelotón de estudiantes que se rifan de Ben y lo humillan constantemente. Ya sea en la parada de autobús, en el parque, en el patio del instituto o, incluso, en las cuatro paredes de las aulas. Su heroína de corazón es Scarlite (Laura Verlinden) la chica con la quien comparte el juego con él, y que Ben teme conocer algun día, debido en parte, a su carcomado complejo de miedoso, punto débil heredado en el cruel entorno que le toca vivir, dada su condición de "chico especial". Tal aislamiento, que ni su madre (Marijke Pinoy) puede comprender lo llevarán a tomar una drástica decisión sobre su situación personal en un mundo que empezará a creer, no tiene cabida para él.

El acoso estudiantil y el autismo son tratados en este film como problemas paralelos en dos mundos separados en la cruel aventura de la vida; el de la realidad y la imaginación.

Lo Mejor: el hábil e insinuoso lenguaje de denuncia.
Lo Peor: las paranoias del protagonista son mostradas con exceso.