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Louis Cyphre rating:
2
TV Series. Thriller. Mystery. Drama TV Series (2007-2012). 3 Seasons. 40 Episodes. Sarah Lund (Sofie Gråbøl) is looking forward to her last day as a detective with the Copenhagen Police department, but everything changes when a 19-year-old girl is found raped and brutally murdered. Sarah is forced to head the investigation, as it soon becomes clear that she is chasing a very intelligent and dangerous murderer. Local politician Troels Hartmann is in the middle of a hard ... [+]
Language of the review:
  • es
March 30, 2016
5 of 9 users found this review helpful
Forbrydelsen/The Killing combina elementos y rasgos familiares en una mezcla inusual y desafortunadamente inefectiva. Partiendo del lugar común de las producciones nórdicas -ambientes gélidos con ausencia casi alarmante de color, crudeza narrativa- incorpora rasgos propios más de los culebrones que del thriller policíaco:
-Pocos personajes que se reparten toda la "acción"
-Historias paralelas sin gancho y prácticamente lineales
-Giros frecuentes y forzados para intentar compensar lo anterior, a razón de uno por capítulo
-Ritmo narrativo muy lento, sin aportaciones estéticas o de otra índole que lo justifiquen
-Situaciones recurrentes centradas principalmente en conflictos emocionales más que en la historia/motivo de fondo
-Superficialidad narrativa y descuido en los detalles

Estas características pesan demasiado. Las comparaciones con Millenium o Bron/Broen, más allá de la temática policíaca y el estilo autóctono, están fuera de lugar. Estas series -sirvan como ejemplo ilustrativo- presentan ritmos ágiles, personajes diferenciados y creíbles con elaborada psicología, tramas suficientemente atractivas que no requieren giros constantes. Lo mismo podríamos decir de producciones norteamericanas semejantes, de las cuales True Detective (Temporada 1) puede ser un buen ejemplo. Forbrydelsen recuerda más a Twin Peaks, Wallander o Falcon Crest que a cualquiera de las citadas, solo que parece tomar lo peor de cada una de ellas.

Los personajes, a la medida de la historia, son vagos: meros figurantes que parecen ir a la deriva de los hechos con patente desgana. La actriz protagonista (Sofie Gråbøl) realiza una desafortunada interpretación dominada en todo momento por un hieratismo exagerado (entiendo que no intencionado), mientras su personaje personifica la mediocridad en todos los aspectos, comenzando por su profesión y -¿cómo no?- repercutiendo en su vida privada. Los errores, imprudencias y faltas de sentido común en el proceder de esta policía son demasiado graves para ser perdonables y demasiado absurdos para ser creíbles dentro del contexto de la trama o de la psicología del personaje (inexistente de cara al espectador), lo que apunta sin duda a un guión o texto de referencia deficiente. Pero volviendo a la ausencia de emoción, esta es si cabe aún más molesta en personajes como el de Ann Eleonora Jørgensen, quien parece haber perdido definitivamente la movilidad de todos sus músculos faciales salvo los de los párpados, como si este fuera el único recurso dramático del que dispone para transmitir sus legítimos sentimientos al espectador.
El policía coprotagonista (a cargo de Søren Malling), mejor interpretado, sigue a regañadientes los erráticos pasos de su compañera de equipo: uno se pregunta si esta sensación de insatisfacción ocurre únicamente en el universo ficcional.

Antes hablaba de historias paralelas. Sin entrar en "spoilers", prácticamente son tres: investigación del crimen, familiares afectados, sospechosos involucrados. La primera, únicamente por su naturaleza, puede ser la más entretenida de todas. La segunda es prácticamente insufrible, sin apenas movimiento durante un 90% de la temporada, salvo por el trabajo del secundario Nicolaj Kopernikus. La tercera, defendida a duras penas por un correcto Lars Mikkelsen, aburrida y previsible, como un House of Cards con puñaladas de trapo.

Sospechosos que dejan de serlo y vuelven a serlo una y otra vez, hastiando a la vez a los interrogados... y a los espectadores. Alcaldables manchados por oscuros affaires. Padres desesperados convertidos en torpes justicieros. Y no hablaré de la banda sonora porque prácticamente no existe. A falta de originalidad, uno espera al menos algo de pasión, como la de Martin Rohde (sin necesidad de llegar a Carrie Mathison), o su carencia patológica, rigurosamente trazada en Saga Norén. Pero ni lo uno ni lo otro. Al final solo se salva aquel lugar común que decía, un Copenhague de luces, sombras, palacetes, puentes y canales bien reflejado, dentro de los cánones escandinavos. Lástima que tampoco sea nada original.
Louis Cyphre
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