La película es una pesadilla grabada en celuloide. No intentéis buscar explicación lógica al ataque de éstos pajarracos. Diríamos que están endemoniados, si no lo estaban ya antes (esas inocentes pálomas que vemos en las plazas de nuestras ciudades son unos eficientes transmisores de enfermedades para el hombre, y ya antes de la gripe aviar).
El drácula, el principe de las tinieblas, pero con pico y plumas. Y su objetivo prioritario no podía ser otro que mujeres muy femeninas, rubias, de peluquería y tacon alto (la obsesión de hitchcock, fetichista y voyeur empedernido). Básicamente, ya que no pueden yacer (por no ser grosero) con ellas, se vengan asustandolas con inusitada violencia.
No recomendable verla con un ornitólogo ( te puede dar el coñazo) ni con el campeón español de tiro al pichón ( a no ser que sea la mujer F.F. Tápias).