Hacía tiempo que no veía una película así, con lo que me gustan. Héroes que no saben que lo son, brujas malvadas, estrellas que caen del cielo, príncipes ambiciosos, piratas de los aires, hechizos, mundos paralelos, magia, diversión, espectáculo y sobre todo mucha fantasía.
Stardust ofrece todo esto, y en algún momento incluso más. Consigue trasladarle a otro mundo a fuerza de imaginación. Cuenta la historia de una estrella que cae del cielo, y se convierte en objeto de deseo de una serie de personajes, que no pararan hasta encontrarla, ya sea por las buenas o, sobre todo, por las malas. Y así asistimos a un derroche de imaginación y fantasía deslumbrante, en más de un momento.
Es una pena que la estupenda historia, que resulta perfecta en su desarrollo, caiga muchas veces en el infantilismo e incluso cierta vulgaridad que empaña el resultado final. Al final queda la sensación de que Stardust en una película pensada para el publico juvenil. Con un poco más de seriedad y un tratamiento más oscuro de la historia hubiera sido una perfecta aventura fantástica para adultos.
Stardust mezcla en su reparto nombres de lo más variado. Desde los jóvenes protagonistas Charlie Cox y las maravillosa Claire Danes, hasta el ilustre veterano Peter O'toole en una breve aparición. Pasando por dos actores del prestigio de Robert De Niro, haciendo un numerito entre divertido y ridículo, y la maravillosa Michelle Pfeiffer, que en su vuelta al cine vuelve a hacer de mala, como en Haispray, con una gracia y una profesionalidad digna de la gran actriz que sigue siendo.
Stardust es una película para todos los públicos, y quizás ese sea su mayor problema. Pero, aun así, ofrece los suficientes alicientes para pasar dos horas de lo más entretenidas.