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TOM REGAN rating:
7
Mystery. Film noir In the midst of a heated quarrel, a man lifts up the fireplace poker in his hand and brings it down on his wife, who drops to the floor. She's dead. The man puts her body in the trunk of his car and drives off, hoping to find somewhere to dispose of it. If he thought his wife was a nag, she'll seem like sweetness and light compared to a motorcycle cop, who stops him and insists he fix his broken taillight.
Language of the review:
  • es
December 3, 2020
2 of 2 users found this review helpful
392/01(01/12/20) Muy ameno y atrapable 28 episodio de la segunda temporada de la icónica serie antológica de la CBS creada por el maestro del suspense Alfred Hitchcock, en este caso dirigido por él mismo, demostrando en 25 minutos gran parte de sus señas de identidad para exhibir tensión latente tanto en silencios intensos como en situaciones aparentemente triviales que recuerda en algún caso a su exitosa “Psycho” (ejemplo, el protagonista surcando en silencio la carretera acompañado por el sentido de culpa de un crimen), también jugando con la percepción de lo que el espectador sabe. Ello en un metraje donde el cineasta de la papada más famosa del cine en que juega perversamente con hacer protagonista a un asesino, haciendo que el espectador se ponga de su parte, ello marcado turbadoramente desde su inicio en que vemos que su mujer matada, es una arpía al que no compartimos la asesine, pero si entendemos su ataque de ira. Comenzando una odisea en auto por deshacerse del cuerpo, donde la fotografía de John L. Russell (“Psycho”) tiene gran importancia entrelazada a la edición de Edward W. Williams, siendo clave una luz trasera que se convierte en chivo expiatorio, que provoca momentos excelentes en como el prota debe improvisar ante un ‘pejigueras’ de policía.

Tiene un atractivo arranque, con efluvios a la obra maestra hitchcockiana “La ventana indiscreta”, rodado … años antes, con esa cámara que empieza a filmar fuera de un hogar hacia una ventana, donde se ve a una pareja discutir, el objetivo se cuela en la vivienda, la tensión dramática aumenta conforme la mujer veja verbalmente más y más, lo que viene con el marido con un atizador en la mano se ve venir, crimen que elegantemente se ve fuera de plano y a través del rostro del criminal, primero su cara de rabia contenida explotando, y posteriormente impactado al darse cuenta de lo que ha hecho. Minutos post-crimen en que todo se expresa por la gran capacidad del protagonista David Wayne encarnando a Sam Jacoby, casi podemos ver los engranajes de su cerebro moverse, con ese deambular en auto con el cadáver en el maletero, varios minutos donde Wayne es amo y señor de la pantalla, la tensión se puede rasgar con un atizador. Hasta que aparece la catarsis de un poli de carretera en moto con la sirena (Steve Brodie), tipo amable, pero pesado en sus argumentos, donde tiene varios ententes salpicados con elipsis pellizcantes con el conductor, enfrentamientos donde el espectador (ósea, yo) se pone claramente de parte del asesino, alegrándonos de su astucia, o de su buena suerte en algún caso, pero cual Mito de Sisifo cual piedra que arrastre, el poli vuelve una y otra vez, para desembocar en un final abrupto, abierto, pero que pega bien con el tono del capítulo. Donde no hay temas a tratar con profundidad, no hay grandes diálogos, de hecho estos son escasos, no hay desarrollo de personajes, todo está enfocado al suspense, y como ejercicio de este elemento es sugestivo.

Gran parte del éxito del minutaje se debe al gran trabajo de David Wayne, capaz de mostrar sensaciones con enorme sutilidad, con pequeños gestos, con gran capacidad de dar realismo a su patético rol, muy bueno; Teniendo este una tremenda química con el actor que hace de poli, Steve Brodie, que refleja a un tipo ‘jartible’ en su bonhomía.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details. View all
TOM REGAN
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